Wall Street escribió un nuevo capítulo en la historia. Por primera vez desde 1985 y el paso del huracán Gloria, la Bolsa de Nueva York cerró por un fenómeno meteorológico. La causa es bien conocida y ha dado la vuelta al mundo en las noticias: es el efecto de Sandy, una tormenta que tocó tierra anoche y que obligó al presidente Obama a declarar Nueva York y New Jersey zonas catastróficas. Incluso dos reactores nucleares han sido detenidos en la Costa Este por las inclemencias del tiempo.
Pero poco a poco todo volverá a la normalidad. Y la Bolsa de Nueva York será una de las primeras en intentarlo, pues anunció que, tras el cierre de dos días, el miércoles volverá a operar con "total normalidad".
"Nuestro edificio y sistemas no se han visto dañados y nuestros empleados han trabajado diligentemente para asegurar que mañana tengamos una apertura tranquila", dijo el presidente ejecutivo de NYSE Euronext, Duncan Niederauer. En cualquier caso, la gestora había preparado un Plan B, barajando que los valores que cotizan en el NYSE tradicional se negociaran en el mercado de valores NYSE Arca, con sede en Chicago.
Wall Street supera así el paso de Sandy, que dejó un balance de al menos 30 víctimas en EEUU y Canadá y ha destruido decenas de inmuebles en Nueva York. Cerca de tres millones de personas se quedaron sin electricidad, mientras que toda la ciudad sigue sin metro, autobús o tren, pues el transporte público sufre su peor desastre en sus 108 años de historia.
Con este panorama, Eqecat, una firma de evaluación de catástrofes, calculó que el costo total del paso de Sandy podría llegar a los US$20.000 millones, si bien desde la Universidad de Maryland hablan de entre US$35.000 y US$45.000 millones, según recoge la cadena CNBC.
Los expertos también alertan de que el huracán puede pasar factura al PIB del cuarto trimestre debido a la caída del gasto de los consumidores, encerrados en sus casas.