“Estoy haciendo algo que realmente importa, que es trascendente y que es bueno”
“Chile está abierto al mundo y en el mundo la industria medioambiental es tremendamente próspera”, señala.
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Fernanda Navarro Ch.
Wetland es una empresa chilena que nació en 2001 para dedicarse al desarrollo de tecnologías ambientales vinculadas al tratamiento de residuos industriales y domiciliarios. Sus socios fundadores, el ingeniero civil Edmundo Ganter y el agrónomo Matías Errázuriz, iniciaron este negocio con el objetivo de ser pioneros en el área y generar un cambio que le permitiera al país cumplir con los estándares mundiales.
Pero el proceso ha sido más complejo de lo que esperaban. Es que con respecto a la cultura ambiental, parece ser que Chile aún tiene grandes obstáculos por superar.
Durante los seis primeros años, los socios se dedicaron a la investigación del tratamiento de aguas con plantas acuáticas, técnica que era vista como algo promisorio. Esto les permitió obtener un fondo de capital semilla para profundizar su estudio.
Sin embargo, el proyecto no arrojó los resultados esperados y en 2007 decidieron paralizarlo. Aunque Ganter reconoce que fue “un camino equivocado”, asegura que ganó “una experiencia que no tiene ninguna otra empresa en Chile”.
Con la visión de convertirse en una opción tecnológica y ambiental exitosa, decidieron seguir otros caminos.
Comenzando de nuevo
Resolvieron desarrollar el sistema SBR, una técnica de prestigio en Europa que utiliza la modalidad de lodos activados (extracción de los residuos de las aguas en un proceso aireado y agitado dentro de un estaque), que permite reducir costos y recursos cumpliendo todas las normativas.
Los primeros prototipos funcionaron muy bien y les permitieron desplegar otras alternativas de procedimientos. Finalmente, Wetland había encontrado la forma de desarrollar la mejor tecnología para el tratamiento de residuos.
No obstante, Chile no estaba listo para valorar su aplicación. El emprendimiento no fue recibido como esperaban y los potenciales clientes -municipalidades y grades empresas- no estaban dispuestos a invertir en algo que no era obligatorio.
Según Ganter, “en Chile todavía falta mucha fiscalización y perfeccionamiento de las normas”, lo que impide que las diferentes instituciones se preocupen por su entorno. “En todo el mundo los avances en materia ambiental se logran a través de la presión de una ley que obliga”, explica, lo que está muy lejos de regularse en forma efectiva en este país.
Por ello, los resultados financieros del negocio no han sido lo que esperaban. Sin embargo, Ganter está conciente que su apuesta empresarial tiene que ver con algo que va mucho más allá del beneficio monetario: “Siento que estoy haciendo algo que realmente importa, que es trascendente y que es bueno, y eso en algún momento se tiene que ver reflejado como algo valorado por la sociedad”, afirma.
Potencial futuro
Gracias a otros emprendimientos particulares, los socios de Wetland se han sostenido económicamente y, tras grades esfuerzos, han podido instalar 60 sistemas de tratamiento de aguas, principalmente ubicados en grandes viñas. Y el futuro ya no se ve tan adverso, porque afirman que los capitales de agua potable en el país tienen saneado sólo un 7% del total, lo que deja mucho trabajo por hacer.
Wetland actualmente tiene proyectos de saneamiento de comunidades rurales e industriales, pero necesitan del apoyo de toda la sociedad para que funcionen en forma efectiva. Ganter explica que las aguas de riego en el país son de “pésima calidad” y que “se necesita mucho más saneamiento del que hay hoy día”.
Y aunque el emprendedor admite su experiencia ha sido “durísima”, mira con entusiasmo a aquellos que están recién partiendo. “El medioambiente los está esperando con los brazos abiertos porque hay muchísimo por hacer”, les dice Ganter a quienes están interesados en emprender con un proyecto verde.
“Chile está abierto al mundo y en el mundo la industria medioambiental es tremendamente próspera”, afirma con seguridad. Y añade que en términos de tecnología ecológica se “está moviendo mucha plata”, lo que confirma que se trata de un buen negocio. Y como perseverancia no le falta, confía que más temprano que tarde Wetland podrá obtener algo de esos prometedores beneficios.