Los fondos de pensiones de los países de la OCDE acumulan
entre enero y octubre una pérdida del 20% de su patrimonio, que a finales de
2007 era de US$ 17.859 billones, lo que supone unos números rojos de US$ 3,55
billones, que se elevan a US$ 5 billones si se incluyen los Individual
Retirement Accounts (IRAs), productos similares a los planes de pensiones.
Uno de los factores determinantes en estas cuantiosas
minusvalías es el elevado peso de la renta variable en las carteras de
inversión de los planes de pensiones. En EEUU y Reino Unido las acciones
suponen en torno a al 55% de los activos totales de estos productos. La
preocupación generada en algunos países por las pérdidas de los planes de
pensiones ha propiciado la venta de acciones, lo que presiona a la baja aún más
las cotizaciones.
Largo plazo
En España, los fondos se anotan unos números rojos del 7%
entre septiembre pasado y el mismo mes de 2007. La OCDE llama la atención sobre
el hecho de que los planes de pensiones tienen un horizonte a largo plazo y
esto no se debe perder de vista. Bajo este prisma, añade que durante los
últimos quince años, la rentabilidad anual de los planes en EEUU es del 6,1%.
Pese a la visión a largo plazo, las pérdidas encajadas por
los planes en los últimos meses ha llevado varios partidos políticos de algunos
países de la Europa del Este a plantearse la posibilidad de seguir los pasos
dados por Argentina y nacionalizar de nuevo los planes de pensiones privados.
En los últimos diez años, Polonia, República Checa, Países
Bálticos o Rumania traspasaron ahorro desde la cobertura estatal de las
pensiones a los fondos gestionados por entidades privadas y ahora, a la vista
de los malos resultados, se podría desandar el camino y volver a las arcas
públicas. La OCDE no comparte esta iniciativa que afirma que estas medidas
contribuyen a generar pánico y no reconocen los logros de los sistemas
privados.
En otros casos, algunos gobiernos pueden también “recurrir a
la debilidad temporal de estos productos para justificar el retraso de las
reformas necesarias del sistema público”, afirma la organización.
La OCDE cree que estas iniciativas son oportunistas y no tienen
en cuenta la visión a largo plazo que debe imperar. Añade que basar la futura
jubilación en un solo sistema puede ser una imprudencia y afirma que no hay que
olvidar que la cobertura estatal no está exenta de riesgos, como el
envejecimiento de la población y la caída de las cotizaciones sociales. La
crisis, además, provoca un incremento de la deuda de los estados, lo que
repercutirá negativamente en la financiación de las pensiones públicas.
La OCDE cree que para afrontar la crisis sería conveniente que
los gobiernos se impliquen en la cobertura de las pensiones privadas con, entre
otras cosas, la emisión de títulos a muy largo plazo. También debería crearse
un índice oficial de esperanza de vida para referenciar las inversiones de los
planes.
Pero la crisis mundial no se ha cebado sólo en los planes de
pensiones públicos. La crisis ha provocado un agujero de US$ 2 billones en los
fondos de pensiones que las empresas de los países de la OCDE tienen para
cubrir las jubilaciones privadas de sus empleados, según datos de esta
organización. La cifra supone un 10% de su patrimonio.
Este desfase se produce en los planes de prestación
definida, los que se comprometen a pagar como pensión a sus
partícipes-empleados una determinada cantidad, conocida previamente.