Sin descanso, el precio del cobre ha sido el tema central de discusión en materia de la baja de precios de los ‘commodities’ en Chile –y en el mundo- que ha pasado la barrera de quiebre de los US$ 2,00 la libra. Sin embargo, al mantener el enfoque únicamente en el metal rojo, hemos dejado de percibir las fuertes caídas paralelas de otros metales que llegan en la actualidad igualmente a mínimos históricos, como sucede con el precio del mineral de hierro que se desplomó a -precios inimaginables hace solo unos años- hoy cercano a
US$ 39 la tonelada considerado un contenido de fierro del 62%.
¿Cómo se explica este enorme retroceso si miramos los altísimos precios que reinaban con optimismo en febrero del año 2011 (sobre US$ 180 por tonelada)?
Aquí debemos recordar que actualmente China no sólo produce cerca del 45% del acero del mundo, sino que a su vez ‘consumía’ históricamente más del 75% de este último mineral a nivel mundial. Luego incrementada que fuera la producción del mineral de hierro en estos últimos años (conjuntamente con la falta de rentabilidad en las fábricas chinas) ha conllevado paulatinamente a un exceso de oferta en este voluminoso mercado.
Ello se explica conjuntamente con el drástico descenso del consumo chino del acero y el recorte sostenido de los costos por parte de los mayores productores del metal, léase Rio Tinto, Vale y BHP Billiton, que contribuyen al exceso actual de la oferta del mineral de hierro y muy especialmente al exceso de aquella oferta que está por venir.
¿Qué significará que se mantenga la desaceleración del consumo chino a este ritmo y continúe o aumente el exceso de la oferta del mineral de hierro en los años venideros para el mercado local?
Debemos asumir que se agudizarán las situaciones de ‘vacaciones obligadas’ en el sector, las que en el corto plazo transitarán hacia ‘despidos programados’ y muy probablemente incluya la ‘detención paulatina’ de todas aquellas faenas mineras que no puedan alcanzar números promedio -por debajo- o cercanos a los US$30 por tonelada de mineral.
Se trata de un duro escenario que nuestros productores locales deberán seguir enfrentando en el ocaso de la edad del hierro.