La historia la suele contar en entrevistas. Llevaba más de tres décadas ejerciendo como periodista en distintos medios y con algunos libros de no ficción a su haber como Nosotros, la transición (1995), cuando publicó su primera novela. Como todo en su vida, una casualidad, afirma la escritora.
Fue durante un verano, mientras acompañaba a su hijo durante largas horas de playa, que ya no sabiendo qué más leer para pasar el rato, reparó en un obituario del periódico que tenía en sus manos. La publicación contaba que había muerto un analista forense que había examinado la Sábana Santa de Turín. A partir de esa noticia fue que arrancó escribiendo La Hermandad de la Sábana Santa, que publicó en 2004, a sus 51 años, y se convirtió de inmediato en un éxito internacional que vendió más de un millón de copias. La buena racha se ha mantenido por más de veinte años y nueve novelas bestsellers, entre ellas Dime quién soy (2010), Dispara, yo ya estoy muerto (2013) y Tú no matarás (2018).
Hija del destacado periodista Felipe Navarro, muy conocido en España como Yale, Julia (72) fue niña lectora pero nunca soñó con convertirse en escritora, asegura. “Lo que yo quería de niña, y hasta los 17 años, era ser bailarina de ballet. Pero mis padres no me dejaron. Escribir no estaba en mi imaginario, ni en mis sueños ni en nada”, comenta la autora sentada en el lobby del hotel en Providencia donde se hospedó durante su visita a Santiago.
Viene saliendo de un desayuno con libreros organizado por Penguin Random House y pronto se dirige a un encuentro con lectores en la Biblioteca de la Corporación Cultural de Vitacura. La noche anterior llenó el Teatro Oriente seguidores que querían escucharla.
“Cuando vengo a Chile me llama la atención que mis lectores me dicen: ‘Soy fanática suya’. Es que en España fanático tiene una connotación de que te van a asesinar, entonces siempre me pregunto dónde tienen escondido el cuchillo”, dice riendo, como una manera de agradecer el cariño de la gente.
Ha estado 9 veces en Chile, cada vez que lanza un libro. “Tengo una historia de amor con este país desde el primer momento. Los lectores chilenos siempre han sido generosos conmigo y yo les estoy profundamente agradecida. Para mí no es un lugar más al que voy a hacer promoción, es un sitio al que elijo ir. Siento una emoción especial aquí. Es como el amor, inexplicable”.
De hecho, la escritora eligió nuestro país, antes que España, para lanzar su nuevo libro el próximo 27 de octubre. Cuando ellos se van es un libro de no ficción que escribió tras la muerte de su perro Argos, un pastor alemán que la acompañó durante 14 años y que murió a principios del año pasado. “Fue el guardián de mis secretos y no sabía cómo gestionar el dolor y el duelo, así que lo hice escribiendo”, cuenta con emoción.
Pero esta semana Navarro estuvo en Chile promocionando su título El niño que perdió la guerra (Plaza y Janés, 2024), que narra la historia de Pablo, un niño español que es enviado a la Unión Soviética durante la Guerra Civil Española. “Me alegro mucho cuando los lectores me dicen que han sufrido leyéndolo. Yo quiero que sufran. Me preocuparía que este libro no provocara eso, porque significaría que no he conseguido mi objetivo de trasladar el dolor de los personajes y de toda una época al ánimo de los lectores. A los libros, la vida se la dan los lectores”.
La novela se adentra en temas crudos como el exilio, el desarraigo y los totalitarismos, asunto que preocupan a la escritora. “Cuando echo una mirada a lo que está sucediendo en el mundo, me produce un cierto estremecimiento y este libro espero que sirva para reflexionar sobre lo que significan los sistemas totalitarios, sean de color rojo, azul o del color que sean”, apunta.

Navarro insiste en que sus títulos no son novelas históricas, aunque varios de ellos se sitúan en momentos cruciales como la Guerra Civil española. “Mi ambición no es narrar la Historia, yo lo que quiero contar es sobre personajes que están en un contexto. Todos somos hijos del tiempo que nos toca vivir. Me interesa la condición humana, viajar a esos claroscuros”.
-El mundo cambia, pero los seres humanos siguen siendo los mismos, ¿no?
-Los seres humanos nos repetimos. Estamos habitados por las mismas grandes pasiones desde el principio de los tiempos: el amor, el odio, la generosidad, la avaricia, la valentía, el miedo, el dolor. Todo igual.
Sin ambición ni ego
Las novelas de Julia Navarro son extensas, la mayoría de ellas rondan las 1.000 páginas. Pero ella afirma que ése es un dato fortuito sin una intención literaria detrás. “Nunca me planteo cuántas páginas va a tener un libro. Me siento a escribir y cuando llego a la palabra fin es cuando pagino y recién entonces sé cuántas hojas son. Nunca sé por qué página voy, si es la 100 o la 500. A mí un libro me interesa por lo que me cuenta. Hay historias que se pueden contar en pocas páginas y hay otras que no. Jamás se me ocurriría juzgar si coger o no un libro por su extensión. Me perdería grandes obras de la historia de la literatura como Ana Karenina”, enfatiza la escritora.
-Publicó su primera novela siendo ya una reconocida periodista, ¿no sintió presión ante las expectativas?
-No sentí nada, simplemente escribí una novela. Eso fue en 2002 y no vio la luz hasta dos años después. Entonces yo tenía mi vida y mi profesión, no me estaba jugando absolutamente nada. Y cada libro que escribo es como si fuera el primero. El día que no sienta eso, me estaré traicionando a mí misma y a los lectores.
Siempre que le preguntan por su proceso creativo, Julia responde lo mismo: no tiene. “Escribo libros, pero no sé cómo los escribo. A veces se me ocurre algo, pero no lo termino de visualizar bien, Entonces apunto esa idea en una libreta y ahí se queda. Soy muy disciplinada y metódica. Eso me viene de los muchos años del ballet, el espíritu de sacrificio”, declara.
-¿Nunca pierde la inspiración?
-Hasta ahora no. Pero no significa que no me pueda pasar. He leído mucho sobre el síndrome del folio en blanco, por eso tengo la libreta de las ideas.
-¿Y cómo lidia con las expectativas de un éxito tras otro?
-No me planteo esas cosas. Quizá porque no escribo para triunfar. No manejo el ego, porque no lo tengo. He ejercido 40 años en periodismo y una lección que he aprendido es que hoy puedes estar arriba y mañana en el suelo. Entonces es mejor no levitar, porque el día que te caes, te rompes la crisma. Y yo no tengo intención de romperme la crisma así que si no despego los pies del suelo y de la realidad. No siento ninguna presión.
-Pero ¿qué se siente que una historia que nace de su imaginación sea leída por cientos de miles de personas?
-Yo estoy muy agradecida de los lectores que me vienen acompañando desde la primera novela. Por ahora les gustan mis libros. Pero no es seguro que un día les dejen de gustar. Y hay que estar preparada también. No quiero vivir la vida en términos de éxito y fracaso.
Sobre Javier Marías y El Quijote
Julia Navarro posee un título nobiliario. “Soy duquesa de los navíos del Reino de Redonda”, dice orgullosa. El Premio Reino de Redonda fue establecido en 2001 por el escritor Javier Marías, alias rey Xavier I de Redonda, con el propósito de reconocer la obra de escritores y cineastas.
“Para mí Javier Marías es el mejor escritor español del siglo 20 y del siglo 21, que no le hayan dado el Nobel hace que me tenga totalmente sin cuidado el Nobel. Nunca sabré por qué me ofreció formar parte del reino de Redonda, pero es un inmenso honor. No puedo decir que éramos amigos, pero vivíamos muy cerca, en el barrio de los Austria en Madrid. Nos solíamos encontrar y nos quedábamos charlando. A veces la gente nos veía y debían pensar ‘de que están hablando’ y probablemente estábamos hablando de lo mal que está el asfalto o que el alcalde es un desastre, y no de literatura. Cosas absolutamente cotidianas”.
-¿Hay libros que usted vuelva a leer?
-El libro que siempre revisito es El Quijote. Es la gran obra de la literatura, donde está toda la esencia del ser humano. Es inimitable, inigualable. Ni la inteligencia artificial ni nadie puede acercarse a lo que es el Quijote.