The Honours se llama el reconocimiento que desde 2023 entrega la Fundación Superyacht Life, originaria de Ámsterdam, para reconocer a proyectos que impacten positivamente en la navegación marítima. En el mundo de la sustentabilidad y la ciencia al premio se le conoce como el Nobel del mar. Y este año recayó en manos chilenas.
El miércoles, en Miami, Estados Unidos, en el Salón Náutico Internacional de Fort Lauderdale, la filántropa chilena Francisca Cortés Solari recibió la noticia: su proyecto “El Cachalote” –que desarrolló durante cinco años a través de Fundación MERI, brazo científico de su fundación Filantropía Cortés Solari– se coronó como el ganador en la categoría Tecnología e Innovación.
Francisca Cortés Solari recibiendo el galardón en Miami, Estados Unidos
Ideado hace más de una década, pero materializado a inicios de la pandemia, se trata de una embarcación científica que busca “armonizar la productividad marítima con la conservación, combinando tecnología, ciencia y conciencia ambiental para proteger la biodiversidad marina”, explica Cortés, desde EEUU.
El diseño de la iniciativa, ”logra unir tecnología de punta con saberes ancestrales chilenos, integrando ciencia, ingeniería y cultura en una misma obra. Combina motores, velas e hélices de paso variable, lo que permite reducir de manera significativa el consumo de combustible; incorpora paneles solares, un casco aislado para reducir vibraciones y materiales de baja emisión acústica que minimizan el impacto sobre la vida marina”, asegura.
El Cachalote, además, nació con un foco económico: en 2019, la fundación MERI desarrolló un estudio junto al economista Ralph Chami que valoró el aporte de las ballenas al ecosistema en más de US$ 4 millones. “Ese hallazgo cambió nuestra forma de entender la relación entre economía y naturaleza”, reflexiona Cortés. Desde ahí, explica, es que El Cachalote busca “demostrar que la sostenibilidad puede ser una fuente real de productividad, y que proteger el océano es también proteger la base de la economía global. Si más del 60 % del PIB mundial depende del mar, debemos cuidarlo con la misma rigurosidad con la que cuidamos los mercados”, afirma.
Ahora la iniciativa comenzará una etapa activa de investigación desde el sur de Chile y la Patagonia: científicos nacionales e internacionales comenzarán a estudiar el comportamiento de las ballenas, la captura de carbono y la salud de los ecosistemas del mar.