Ascanio Cavallo: “Kast hoy día no produce miedo”
El periodista y consultor mira con cautela la carrera presidencial. A dos meses de la primera vuelta, asegura que la contienda sigue abierta y que pueden ocurrir sorpresas. Con su característica agudeza, analiza aquí los desafíos de los distintos candidatos, sus mayores tropiezos y las estrategias para captar votos.
Por: Por Fernanda Paúl - Foto: Verónica Ortíz
Publicado: Sábado 20 de septiembre de 2025 a las 21:00 hrs.

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Ascanio Cavallo no llegó al periodismo por vocación, sino por razones prácticas: necesitaba un oficio que le permitiera independizarse -y, de paso, dejar la casa de su madre- lo antes posible. “Tenía una cierta facilidad para escribir y era lo que estaba más a mano”, recuerda entre risas.
Lo que no imaginaba entonces era que terminaría siendo uno de los profesionales más influyentes del país. En los años ‘80 dirigió medios emblemáticos como la revista Hoy y el diario La Época; y más tarde fue abriéndose camino en distintos espacios que consolidaron al periodista y escritor que hoy conocemos. Ganador del Premio Nacional de Periodismo (2021) y autor de numerosos libros sobre la dictadura y la transición, es una voz ineludible a la hora de analizar la política y la actualidad chilena.
- Faltan menos de dos meses para la primera vuelta presidencial. ¿Cuál es su pronóstico?
- Es difícil tener un pronóstico, pero de atenernos a las encuestas, lo más probable es que el próximo gobierno sea de derecha y, hasta este momento, que lo encabece José Antonio Kast. Pero ese pronóstico puede durar dos horas más…
- ¿Usted cree entonces que sigue abierta la elección?
- Sí, sigue abierta. No tanto por las cifras de indecisos, como ocurre en otras ocasiones, sino por los cambios del electorado. En ese sentido, lo más incierto hoy día es quién pasa a segunda vuelta. Yo no lo doy por cerrado. Puede que esté claro, pero en mi opinión, no está completamente cerrado. Queda un tiempo suficiente para que pase todavía una sorpresa.
- Eduardo Artés o Marco Enríquez-Ominami ¿tienen posibilidades de capitalizar los votos de Jeannette Jara?
- No, ninguna. Lo que hemos visto en la historia de Marco Enríquez-Ominami es que los partidos lo bloquean. Estuvo complicado por causas judiciales, pero en general lo que ocurre es que los partidos, y en particular el Partido Socialista, se encargan de impedir que suba cada vez que pueden.
- Podríamos decir entonces que Jeannette Jara, sin tener una competencia fuerte, ¿tiene asegurado su paso a segunda vuelta?
- La palabra asegurado no la usaría para ninguno de los candidatos. Todavía pueden pasar muchas cosas.
- Y en el caso de José Antonio Kast, ¿Evelyn Matthei o Johannes Kaiser son realmente una amenaza?
- Kaiser no, pero Matthei podría disputar la preeminencia de la derecha en estas pocas semanas que quedan. Si es verdad que las cifras se están estrechando, ese escenario no suena imposible. Lo que podría plantearse, pero es una cuestión demasiado teórica, es si van a pasar Kast y Matthei.
- ¿Usted cree que existe esa opción?
- Matemáticamente existe. Me parece totalmente improbable, pero no completamente descartable. Para eso, Jara tendría que bajar unos puntos. Y esa sería la gran sorpresa de esta elección: que la izquierda se quedara afuera.
- En ese escenario, la gran competidora de Matthei en primera vuelta sería Jara y no Kast, como han apuntado algunos de su propio comando...
- La gran dificultad de Matthei ha sido identificar quién es su enemigo real y final: si es Jara o Kast. En algún momento se tentó con que fuera Kast e hizo una campaña más agresiva en su contra. Pero eso no ha sido consistente. De acuerdo con la hipótesis que yo estoy planteando ahora, sería más inteligente tratar de robarle votos a Jara. Pero eso no es fácil.
- Entonces ¿qué tendría que hacer Evelyn Matthei para repuntar?
- La candidatura de Evelyn Matthei es dificultosa a pesar de que hace un año atrás nadie habría dicho tal cosa, pues tenía el liderazgo absoluto. Es cierto que ha sido una candidatura con una cierta conducta errática que creo que nace justamente de esta dificultad de no saber a quién hay que pegarle para sacarle votos. El sentido común dice que habría que sacarle a la misma gente de derecha, o sea, a Kast. Pero los números podrían indicar que habría que moverse más bien hacia la centroizquierda, tratar de capturar votos ahí.
- A pesar de que los dos candidatos que lideran las encuestas representan opciones muy distintas, hay algunos que dicen que en términos de propuestas, esta ha sido una campaña bastante moderada. ¿Coincide?
- No. La moderación se ha impuesto como una necesidad social dado que la gente está indicando determinadas urgencias que no necesariamente estaban en la agenda de todos. En la agenda de la izquierda no estaba el problema de la seguridad. Pero yo lo que veo más bien es que los candidatos -algunos con más énfasis que otros- han intentado acomodarse a la situación actual, incluso transgrediendo sus propios programas anteriores o sus propias afirmaciones anteriores.
- La izquierda ha tenido que relegar sus banderas tradicionales para enfocarse en temas que históricamente han estado en la agenda de la derecha... ¿no?
- Claro. En Jeannette Jara se produce una combinación bien complicada que es este cambio de la agenda pública del país, junto con un grado importante de formación deficiente. Ella no ha mostrado la preparación que requiere una contienda como esta.
- ¿En qué lo ha visto?
- Hay que saber más de lo que sabe una persona corriente para competir en esto.
- ¿Y usted cree que Jara no ha demostrado eso?
- No, y me parece muy notorio. Probablemente no es lo que uno exigiría a una persona que acaba de aparecer en esta historia y que su único cargo relevante anterior ha sido el Ministerio del Trabajo. No quiero desmerecer el Ministerio del Trabajo, pero el centro del país no está ahí.
- ¿La ha visto poco preparada en los debates, por ejemplo, o en sus propuestas?
- Ella cometió un error que fue ir a esta seguidilla de debates que se organizaron después de las primarias, y de pronto se dio cuenta de que ese no era el espacio adecuado, no le era el espacio más cómodo, entre otras cosas porque se notaban allí sus peores debilidades. Pero de eso no te puedes dar cuenta en el medio del proceso y retirarte con la excusa de que te vas a ir a regiones. No somos tontos. El resto del país no es tonto.
“Si eres militante de un partido desde los 14 años, no puedes esperar que ese partido acepte blandamente que lo dejes en el congelador”
- Hay dos noticias políticas que en los últimos días golpearon tanto al oficialismo como a la oposición: la decisión del Tricel de dejar fuera de competencia a Daniel Jadue, por un lado, y a Ximena Rincón, por el otro. ¿Cómo estos fallos golpean la campaña presidencial?
- Los dos casos son diferentes. En el caso de Ximena Rincón, ella está un poco lejos del centro de la campaña de Evelyn Matthei, no está en el núcleo, porque ella ha sido siempre orgullosamente democratacristiana. El caso de Jadue es distinto porque es el partido de la candidata Jara y eso ha causado un nuevo problema. En realidad Jadue ha sido un problema desde el primer minuto en la candidatura de Jeannette Jara. Pero es un problema con el que había que contar porque ¿quién puede pensar que el candidato anterior del partido, el que compitió con el Presidente actual, podría ser una persona irrelevante? Sería una locura pensar eso. Y más todavía sabiendo que tiene el apoyo de una parte importante del partido.
- Jeannette Jara se desmarcó de Jadue diciendo que le parecía más aconsejable que se dedicara a su defensa. ¿Qué hay detrás de esa afirmación?
- Ella ha tenido esa postura desde el primer momento. Nunca quiso cerca a Jadue porque probablemente intuía que el exalcalde se apropiaría de la campaña. Pero yo diría que ahora la situación de Jadue se ha vuelto más complicada porque el fallo que el Tricel emitió respecto de Ximena Rincón aparenta una cierta ecuanimidad y se hace difícil discutir un caso y no el otro.
- El desmarque de Jara tiene que ver con la autonomía que ella busca respecto de Jadue y del PC, ¿no?
- Claro. Pero es una cosa completamente imposible porque si tú eres militante de un partido desde los 14 años, no puedes esperar que ese partido acepte blandamente que lo dejes en el congelador. Eso no es razonable. Creo que es ella la que está equivocada, no el Partido Comunista. Si no, tendría que haber renunciado al partido hace mucho rato.
- ¿Es imposible entonces que ella logre esa autonomía?
- Es casi imposible. Ella lo intentó durante algunos días cuando estuvo haciendo un esfuerzo muy intenso por lograrlo, pero me parece que ese intento falló. La modificación de su programa inicial ha sido un problema inmenso para ella porque estar ajustando el programa todo el tiempo es algo que en una candidatura presidencial es muy poco tolerado. Además, tiene una coalición imposible, de 12 o 13 partidos, en los que hay desacuerdos profundos.
- Pero es similar a la que tenía la exPresidenta Michelle Bachelet...
- Y nadie diría que la Nueva Mayoría fue un éxito. Desapareció después de cuatro años. Y este caso es aún más complicado. Es una obsesión del Presidente (Gabriel Boric) que insiste con esta historia de la unidad de la izquierda, que históricamente no tiene mucha consistencia.
- ¿Hay dos almas en el Partido Comunista o están todos alineados detrás de Jara?
- El PC es bastante hermético y poco transparente respecto de sus disensiones internas. Tiendo a suponer que hay dos almas solamente por motivos generacionales: evidentemente la generación de Lautaro Carmona o de Juan Andrés Lagos, que vivieron la dictadura, no puede parecerse bajo ningún aspecto a la de Camila Vallejo o de Karol Cariola que nunca han arriesgado nada y más bien están en posiciones de poder casi gratis. Lo más peligroso que han vivido en sus vidas ha sido el furgón de Carabineros. Jara ha hecho lo posible por superponerse a esa presunta división del partido pero, nuevamente, es un esfuerzo que no tiene mucha credibilidad porque al partido comunista lo que le interesa es crecer: si crece con ella, bien, pero no se ve que ella ayude a crecer al partido cuando lo está dejando de lado.
- ¿Qué se puede esperar del PC en el caso de que Jeannette Jara ganara la elección? ¿Qué tanto peso podrían tener personajes como Lautaro Carmona o Daniel Jadue?
- Tendrían que tener mucho peso, pero no creo que estén preparando ese escenario. Me da la impresión de que ellos aceptaron que esta no es la vuelta y están concentrados completamente en apoyar a su grupo de candidatos parlamentarios, que es la forma en que el partido crece.
- ¿En qué ve eso?
- ¿Tú los has visto muy entusiasmados? Más bien se han pasado en polémicas y en correcciones, ajustes. No me parece que el PC esté encabezando la campaña de Jara como la DC encabezó la de Eduardo Frei o el PS, la de Michelle Bachelet. No estamos en ese caso. Estamos viviendo una situación muy rara de la cual ella (Jara) es víctima a la vez que victimaria.
- A su juicio, ¿cuán comunista o socialdemócrata es Jeannette Jara?
- La socialdemocracia es un insulto en el mundo comunista; es el enemigo histórico del Partido Comunista en todas las latitudes del mundo. No hay ninguna posibilidad de juntar esas dos caracterizaciones pues, en la definición comunista histórica, es la pequeña burguesía.
- Volviendo al caso de Ximena Rincón en el Tricel, ¿fue una pasada de cuentas del oficialismo, como acusa la propia Rincón?
- No lo creo. Era un caso polémico desde el primer momento. ¿Fue o no fue tres veces candidata? Otra historia es si cumplió el periodo completo. Es un caso muy opinable, muy discutible, y el fallo del Tricel opina en un sentido que naturalmente para ella es un disgusto, pero nadie podría decir que es un clarísimo caso de violación de un derecho.
- Rincón responsabilizó a la presidenta del PS, Paulina Vodanovic, y al de la DC, Francisco Huenchumilla…
- Francamente no creo que ellos tengan el poder de movilizar un fallo del Tricel.
“El talón de aquiles de Kast es él mismo: su propia impetuosidad”
- ¿Cómo José Antonio Kast logró un apoyo tan sólido, superando a Evelyn Matthei en las preferencias?
- Lleva años trabajando. Ha hecho una cosa muy interesante y poco relevada: ha recorrido el país de punta a cabo, no una vez, sino varias veces. Además, ha construido un partido. Estos partidos con un líder único no tienden a construir fuerza, pero este sí lo ha hecho. Así, tiene al Partido Republicano compitiendo en todo el país, cosa que no ocurrió en la anterior elección.
- ¿Qué rol juegan sus propuestas en ese apoyo tan sólido?
- Él modificó en forma muy sustancial el perfil que tuvo en la elección anterior a través de esta idea de un gobierno de emergencia que se dedica a cuatro o cinco temas y no a más. Hoy, él no está en una cruzada cultural, no está en una guerra santa, sino que tiene proyectos para los temas de mayor urgencia del país. Y eso es muy inteligente porque cambia completamente el eje de discusión en torno a él. Ya no puedes decir que es la copia de la ultraderecha.
- ¿Quiénes votan por él?
- En primerísimo lugar la gente que está enojada con la gestión de la izquierda. Ese es su público mayoritario. Yo no diría que todos sus votantes o que la mayoría de ellos, son ultra derechistas. Esos calificativos son siempre dudosos porque basta con que alguien se mueva más allá de sus posiciones para que el otro quede como de centro, que es lo que ha pasado con Kaiser. Kast hoy día no produce miedo. La gente confía en que ya se moderó, en que le está proponiendo un programa simple de entender: un gobierno de emergencia. Ese es el fenómeno que hizo que Evelyn Matthei perdiera el liderazgo de la derecha hace unos cuantos meses.
- Pero ¿podemos esperar que José Antonio Kast realmente se modere si llega al gobierno?
- Creo que se va a encontrar con un gobierno tan difícil que va a tener que moderar mucho de lo que ha dicho. Va a tener un presupuesto ajustadísimo, un panorama económico que no es nada brillante para el próximo año, es más bien depresivo. Probablemente va a contar con un momento de gloria inicial, un alza de los mercados, pero eso dura un poquito no más y después empieza el realismo.
- Y la luna de miel dura cada vez menos...
- Cuando hay. Si le va bien en el Parlamento, podría ser un poco menos difícil, pero tampoco es una garantía porque, como hemos visto, los mayores actos de deslealtad y las primeras deserciones se producen en el Parlamento.
- ¿Cuál es el talón de Aquiles de José Antonio Kast?
- Él mismo. Su propia impetuosidad. Cuando los candidatos se tratan de poner irónicos o burlescos, es cuando empiezan a perder el capital. Eso lo hizo en la campaña anterior con más energía y le fue mal en segunda vuelta.
Gobierno de Boric: “Ese experimento se puede dar mayormente por fallido”
-Faltan pocos meses para que termine el gobierno de Gabriel Boric, ¿cómo lo evalúa?
Este fue un Gobierno experimental, al que llegó una generación que no había experimentado lo que significa conducir un gobierno. Y eso en un país donde el Ejecutivo es tan poderoso, se vuelve muy notorio. Los déficits del Poder Ejecutivo se transmiten al conjunto del aparato fiscal y del Estado, y hacen que las cosas no resulten. Y no es que no resulten porque sean todos incompetentes. No resultan porque el aparato del Estado no tiene el mismo rumbo. Por lo tanto, en cuanto a experimentos, nunca habíamos elegido una persona tan joven o con el historial del Presidente. Y me parece que, a estas alturas, ese experimento se puede dar mayormente por fallido. Yo no creo en la teoría de que ha estabilizado el país o lo ha tranquilizado, o ha impedido que haya nuevos brotes de violencia como el del 2019. Yo creo que todo eso ha sido el resultado de una evolución social natural.
- ¿Y por qué es, a su juicio, tan fallido?
- Porque no funcionó. Es un Gobierno que deja tantos más problemas que los que recibió. No nos deja el estallido, no nos deja la pandemia, pero inventó problemas nuevos.
- ¿Como cuáles?
La permisología, ¿de dónde nace? Los problemas de seguridad vienen de antes, es verdad, pero todo lo que se ha agudizado tiene mucho que ver con la agenda de seguridad del propio Gobierno.
- En ese sentido, ¿qué tanto perjudica a Jara ser la continuidad de este Gobierno?
- Mucho; creo que es decisivo. No creo que ella quiera ser la candidata de continuidad. Es inevitable pero ella tiene que estar perfectamente consciente de que es la peor de las posiciones. E incluso aunque el Gobierno hubiera estado lleno de éxitos, en Latinoamérica tenemos la tendencia a elegir gobiernos de oposición. Entonces ya ser el candidato del Gobierno es un problema en sí mismo. Pero más encima de un gobierno que deja tantos problemas, dos veces peor.
- Tras la renuncia de Mario Marcel, ¿cree usted que ya hay un síndrome del pato cojo instalado en el Gobierno?
- Sí, pero hace bastante rato, hace meses. La desafección con el Gobierno es muy visible. El pato cojo no es solamente que renuncien los ministros, es que el Ejecutivo se ve impedido de avanzar. Y eso viene ocurriendo, yo diría después de la reforma previsional, que fue lo último que consiguió negociar. De ahí para adelante sólo ha habido obstruccionismo en el Parlamento. Los partidos miembros de la coalición del Gobierno no están contentos con la situación.

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