Luisa Prieto (38) se dedica al rubro de las flores desde hace 14 años. Artista visual de profesión, es dueña de Canasto de Flores, servicio de florería ubicado en Vitacura con el que ha atendido y vestido eventos de todo tipo. Entre ellos, dice, varios velorios y funerales. De esa experiencia, cuenta que durante años observó cómo operaban los servicios fúnebres en Chile, incluídas sus ceremonias, las flores ofrecidas y el mobiliario utilizado, que “siempre eran un poco lo mismo”, afirma. Entonces, cuenta, sus clientes la llamaban a ella para pedirle arreglos florales puntuales y diferentes, pensados en homenajear a quien fue la persona fallecida.
Ahí Prieto identificó una oportunidad.
Poco a poco comenzó a compartir entre sus cercanos la idea de montar su propia funeraria. “Esto no solamente desde lo bello, sino que también desde la entrega de un servicio más amable y personalizado para la persona y la familia”, explica la artista.
A través de una amiga en común, en mayo de 2023 la iniciativa llegó a oídos de Sofía Aldea (39), periodista de profesión y fundadora de la consultora de diseño estratégico Ritmo Estudio. El proyecto le pareció atractivo. 10 años atrás había vivido la experiencia de elegir objetos fúnebres para la despedida de su madre. En los catálogos que revisó “las cosas no eran demasiado lindas y los precios eran muy altos”, rememora Aldea. Sabía que ofrecer algo mejor podía ser un buen negocio.
Ambas se pusieron en contacto y comenzaron a moldear el proyecto de la funeraria de la mano de Ritmo Estudio. En julio de 2024, se les sumó la periodista y también socia de la consultora de diseño, Manuela Jobet (40). ¿El motivo? Su marido es agnóstico, cuenta, y siempre se cuestionó cómo sería su despedida sin un guión religioso a seguir. Las tres coincidieron en que el proyecto debía dar guía y contención a todas las personas que se enfrentaran a la muerte, sin importar su religión o creencias.
El resultado final fue Petra, una funeraria contemporánea -como sus fundadoras la describen- que busca darle un giro a lo que la industria de la muerte ha ofrecido durante años. El trío apuesta por un servicio de despedidas personalizadas y la producción integral de funerales donde “nos preocupamos de todo, desde los aspectos logísticos y operativos hasta los detalles simbólicos, estéticos y emocionales”, afirman.
El grupo, además, quiso innovar en el mercado de productos fúnebres y hoy tienen a la venta una serie de objetos como ataúdes, arreglos florales, joyas conmemorativas y ánforas diseñados por artistas nacionales.
A inicios de septiembre, el trío puso en marcha el negocio de servicios y a la fecha ya han hecho dos funerales y están preparando -al momento de esta entrevista- un tercero. El siguiente paso, prosiguen, lo darán la próxima semana con la apertura de su primer local, ubicado en en Avenida Bilbao, Providencia.

El reporteo
Según un informe elaborado en 2022 por la Fiscalía Nacional Económica, el mercado de la muerte en Chile mueve cerca de US$ 700 millones al año. En el caso particular de las funerarias, se especula que su tamaño rodea los US$ 126 millones anuales.
Sentadas en un café ubicado a pocas cuadras de su local próximo a inaugurarse, las fundadoras de Petra cuentan que sumergirse en las cifras fue crucial en la “Etapa 0” del proyecto.
Durante poco más de dos años, Prieto y Aldea -incluso antes de que se sumara Jobet al proyecto- realizaron un intenso estudio del mercado en que querían entrar. Analizaron y compararon los precios que ofrecían las funerarias en Chile -para diseñar una oferta acorde- y estudiaron hasta la última línea de estudios disponibles publicados en el tema, principalmente elaborados por la FNE.
En estos últimos, afirman, se toparon con un dato crucial: en 2021, un 70% de los chilenos consultados afirmó que no cotizó previo a contratar un servicio fúnebre y, al contrario, se quedó con el primero que encontró. Esta situación, explican las socias de Petra, responde al poco tiempo que hay disponible -48 horas, en el caso de Chile- para tomar decisiones sobre el proceso de entierro y despedida tras un fallecimiento. Ahí es donde, “según este informe, la industria se presta para abusos o malas prácticas de parte de las funerarias”, afirma Aldea.

Así, con reporteo en mano, desde Petra fueron moldeando poco a poco sus propuestas. Una de ellas, destacan, es su actual servicio “Así quiero el funeral”, que consiste en la planificación anticipada de una despedida para reducir el “estrés emocional y económico asociado a la pérdida”, afirman las socias en su catálogo web. Su precio es de 11 UF e implica tres sesiones junto a una asesora , que quedan registradas en un “testamento emocional” y un portafolio digital que explica los detalles y símbolos escogidos para la despedida.
Aparece el local
En un principio, el primer año de Petra se planificó para ofrecer productos fúnebres complementarios y, en paralelo, posicionar la marca en redes. Los planes, sin embargo, cambiaron a inicios de este año, cuando en marzo pasado apareció la posibilidad de comprar el local de una funeraria ubicada en Providencia. Era una oportunidad única, dicen las socias, que les permitiría poder “heredar” las patentes municipales del operador anterior y funcionar de manera más expedita.
Tras una ronda de inversión por $ 161 millones en la que participaron amigos, familiares y otros inversionistas, las socias firmaron la compra.
Durante los siguientes meses, el trío empezó una segunda etapa de investigación. Esta vez, en terreno. “Buscamos agentes que nos pudieran nutrir, fuimos a funerarias chiquititas a entrevistar a sus dueños y pusimos los pies en el barro. Estuvimos mañanas completas en talleres de ataúdes hablando con maestros, convenciéndolos de que cambiaran la tapicería con la que han trabajado todos estos años, etc.”, cuenta Prieto. De ese trabajo, dicen, consiguieron proveedores y el equipo logístico que actualmente las acompaña en sus servicios fúnebres.
Fueron más allá. En mayo pasado, Aldea viajó a Nueva York a conocer Sparrow, casa funeraria que ofrece despedidas personalizadas y artículos fúnebres modernos. En septiembre pasado ya había ido Prieto. “Nos dimos cuenta de que ya hay una tendencia a innovar en el rubro y no hay que hacer un cambio cultural. Ese cambio ya está. Lo que falta es la oferta para que se manifieste”, reflexiona Aldea.
Un funeral por día
Con Petra, sus fundadoras esperan marcar una diferencia. “Nosotras no trabajamos para las personas que se mueren, sino que para las que quedan”, reflexiona Aldea. “Eso es importante y hace que cambie una experiencia que es compleja, que es dolorosa, y la puede transformar en una experiencia que vas a recordar con afecto, con cariño”, añade.
Con ese objetivo, aseguran las socias, su modelo de negocio está pensado a cinco años. Este 2025 esperan cerrarlo con seis u ocho servicios fúnebres, y en octubre planean abrir -además de su local- una segunda ronda de inversión por $ 250 millones.
Para 2028, la funeraria proyecta realizar un servicio fúnebre al día. “Hoy el Hogar de Cristo hace 16”, precisan. Para entonces, esperan contar con un equipo más grande (hoy sólo son ellas tres, más un grupo logístico) para ofrecer sus servicios.