Economía y Política

"La frustración de estas elecciones es que se está centrando en el estilo y la personalidad"

“La campaña es la economía”, ha dicho. Pero el problema de Brown es que las elecciones modernas no se deciden solamente sobre la base de la economía.

Por: | Publicado: Sábado 1 de mayo de 2010 a las 05:00 hrs.
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Gordon Brown se encontraba sentado en el balcón de un lujoso hotel en Manchester. Eran las 8:30 y el primer ministro británico estaba ansioso por ensayar para el último debate, que se televisaría, y por hacer algunas “encantadoras visitas”.

Sin embargo, su agenda se desorganizó pocas horas después de ese encuentro. Una visita aparentemente de rutina a Rochdale, una aldea al noroeste de Inglaterra, se convirtió en un desastre político: con el micrófono aún abierto tildó de “intolerante” a Gillian Duffy, una mujer de 65 años que toda su vida ha sido partidaria del laborismo.

Estos son los dos extremos de Brown. Durante una entrevista con Financial Times, el primer ministro se mostró como en su mejor momento: un líder seguro de si mismo que ofrece una imponente visión de la economía mundial e insiste en que él tiene una función clave que cumplir.

“La campaña es la economía”, dijo. Pero el problema de Brown es que las elecciones modernas no se deciden solamente sobre la base de la economía. También se centra en la personalidad de los candidatos. E insultar a posibles votantes es un enfoque poco ortodoxo.

El primer ministro se mostró firme frente al concepto de que las elecciones 2010 podrían ignorar algunos temas importantes. El rápido ascenso de Nick Clegg, el líder de los liberales demócratas -el tercer partido del país- tras los primeros debates entre candidatos que se televisan en la historia del Reino Unido claramente duele.

“La frustración de estas elecciones, seamos honestos, es que se está centrando en el estilo y la personalidad, y en las opiniones individuales sobre qué tipo de gobierno ellos quieren después de las elecciones”, agregó.

Pese a presidir un déficit de 167.000 millones de libras (US$ 255.000 millones), asegura que ha conducido a Gran Bretaña en medio de una emergencia nacional. “Hice lo adecuado”, agregó.

Brown, que ocupa el tercer puesto en los sondeos de opinión, necesita en gran medida que el país se concentre en su principal mensaje: que la recuperación es frágil, que el panorama económico mundial es incierto, y que se requiere una mano firme en el timón.

Según él, David Cameron, el líder conservador de la oposición, succionará 6.000 millones de libras en el momento equivocado, especialmente porque los principales socios que tiene el país en la eurozona están en problemas.

“Estoy muy preocupado por el crecimiento en Europa”, comentó para luego agregar que sino se hace una reforma “nadie puede imaginar una manera de que Europa genere suficiente crecimiento para reducir sus déficits”.

El primer ministro también advierte que el mundo está olvidándose con rapidez las lecciones que dejó el reciente crack y que los bancos todavía no están suficientemente capitalizados como para soportar un shock en el futuro. “Yo sé que ésta es una crisis financiera que no terminó por completo”, aseguró.

La iniciativa de reforma de las instituciones financieras globales es un pasión para Brown, aún cuando está peleando una elección en la que este proceso importa poco a la mayoría de los votantes.

“Creo que cuando la gente se centre en la economía y en los servicios públicos, notarán que el laborismo tiene los mejores planes para el futuro”, aseguró

Lograr que los votantes se centren en esos temas será su mayor desafío, tal como lo demuestran los titulares de los diarios con su “metida de pata” durante su visita a Rochdale.

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