A juicio
del senador de la Unión Demócrata Independiente (UDI) Hernán Larraín, a pesar de que en algunos sectores de la Concertación se ha reconocido la irrupción del diputado díscolo Marco Enríquez Ominami en la carrera presidencial, "los caudillos, los presidentes de partidos y su candidato Frei, no lo
aceptan, porque si lo hicieran, pasarían a la segunda división o tendrían que
jubilarse".
"La Concertación ha tenido y sigue teniendo una actitud muy dura con él,
porque los pone en jaque, porque los cuestiona, porque pretende una renovación y
porque se dio cuenta que la coalición se ha convertido, estrictamente, en un
lugar para mantener pegas, para mantener cuotas de poder y no como un proyecto
político al servicio de Chile", aseguró el parlamentario a Agencia Orbe.
Para el legislador, el esfuerzo de
Enríquez-Ominami tiene mucha fuerza, "pero con un techo", aludiendo a las
dificultades y recriminaciones que ha lanzado la coalición oficialista en contra
de su campaña presidencial.
En ese sentido, el gremialista argumentó que esta postura tiene directa
relación con "el apego al poder de ciertos partidos y dirigentes de la
Concertación, que por cierto, van a preferir seguir amarrados y apegados al
pasado, o sea, a lo que representa Frei y los 20 años consecutivos de Gobierno.
Jamás le van a dar espacio a la renovación", sentenció crítico el ex timonel de
la tienda gremialista.
Asimismo, agregó que Enríquez-Ominami terminará postulando como independiente
porque "está claro que en la Concertación no tiene espacio, le han dado un
portazo tras otro y ahora con mayor razón, porque sin duda, le tienen miedo",
subrayó.
Finalmente e insistiendo en su teoría crítica, Larraín señaló que basta ver
que existen otras tres opciones presidenciales que abandonaron las filas del
oficialismo (Alejandro Navarro, Jorge Arrate y Adolfo Zaldívar), para darse
cuenta del "espectáculo triste y deplorable de esta coalición, que no ha sido
capaz de generar unidad y que además, ha tenido cautivo al país por 20 años".