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Barreras legales e infraestructura: desafíos de Santiago para convertirse en Ciudad Inteligente

El uso de la tecnología para monitorear e interconectar datos a través de eficientes redes de información, hacen de las SmartCities un modelo que eleva la calidad de vida y fomenta la productividad.

Por: | Publicado: Miércoles 10 de octubre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Sebastián Vega Morales



A pesar de que ocupan el 2% de la superficie de la tierra, las ciudades albergan al 50% de la población del planeta, concentrando el 75% del consumo mundial de energía y el 80% de las emisiones de CO2 a nivel global. Queramos o no -e independiente del lugar donde se encuentren-, los problemas de la urbe afectan directamente los procesos de negocio y la vida de cientos de millones de personas en todo el mundo.

Desde esa perspectiva, Santiago no es la excepción, dada su categoría de capital nacional de una economía emergente y en constante crecimiento. Más aún, es esa misma circunstancia la que empuja a la principal ciudad de Chile a modernizar su funcionamiento para transformarse en una metrópoli de estándares superiores.

No obstante, ¿qué condiciones son necesarias para ejecutar un cambio de estas características? Los expertos denominan la idea como Ciudades Inteligentes.

“El concepto más amplio de
SmartCity tiene que ver con un modelo de planificación integrado, sistémico y holístico de las ciudades, cuyos principales objetivos son anticipar el colapso o el no funcionamiento del modelo tradicional, bastante aleatorio o poco planificado que han desarrollado las grandes urbes históricamente”, explica Jorge Becerra, socio y especialista de Boston Consulting Group (BCG).

La cualidad fundamental de estos prototipos -aclaran los expertos- pasa por el uso de la tecnología para modificar sus sistemas básicos y optimizar el retorno de recursos muy limitados -como el agua y la energía-, monitoreando, interconectando y dotando de “inteligencia” a estos sistemas.

Este proceso de formación de redes resuelve con eficiencia y rapidez las principales problemáticas de la ciudad, entregando información estratégica en áreas clave como transporte, seguridad, calidad de vida y desarrollo económico, entre otros factores que alimentan el desarrollo urbano (ver infografía).



Santiago y sus desafíos


Aunque Santiago ya se perfila como un modelo interesante para transformarse en una Ciudad Inteligente, los especialistas han detectado ciertas dificultades que impiden un avance en esa dirección, como el fluido traspaso de datos entre entidades gubernamentales.

“En Chile tenemos muchas barreras legales, pues no podemos compartir información entre distintos estamentos. Por ejemplo, Carabineros maneja una base de datos con su historia de acciones, la PDI opera con otra, mientras que el Ministerio del Interior no puede acceder a esa información. Por lo tanto, siendo este último el responsable de la seguridad pública, no contar con esos datos impide correlacionar y tomar mejores decisiones en materia de seguridad”, puntualiza Jorge Mujica, ejecutivo de IBM y experto en SmartCities.

En esa misma línea, Francisco Jiménez, vicepresidente de Telvent, añade que nuestra capital necesita de desarrollos que todavía no implementa, sobre todo en lo que respecta a infraestructura eléctrica, de comunicaciones e “IT centralizadas y basadas en ‘Cloud Services’, que permitan el despliegue elástico de los sistemas necesarios para el control y la gestión inteligente”, explica.

Para Jorge Becerra, lo que Santiago requiere “es una visión integrada de todos los elementos que hacen a la funcionalidad de una ciudad grande, desde una perspectiva de los distintos actores principales; habitantes, empresas y Estado, y en sus distintos ámbitos, que pueden ser educativo, laboral, entretenimiento, salud y cultura, entre otros”.



Ciudades emblemáticas


Muchos son los ejemplos a nivel internacional que demuestran las potencialidades de las SmartCities, en cuanto a la calidad de vida de sus habitantes y productividad de las empresas que operan en sus fronteras. Barcelona y Málaga en España, Estocolmo en Suecia, Copenhague en Dinamarca o Río de Janeiro en Brasil, así lo demuestran.

“Río de Janeiro es un proyecto en el que llevamos trabajando hace años junto con la ciudad, pensando en el Mundial de Fútbol 2014 (...) Nos ha costado unos US$ 14 millones, pero ya está entregando métricas bien interesantes sobre cómo se mueve la gente internamente desde el punto de vista del transporte y la seguridad, que es uno de los aspectos más preocupantes para las autoridades en la actualidad”, indica Jorge Mujica de IBM, agregando que espera que este caso “se pueda extrapolar prontamente a ciudades como Santiago, Bogotá o Lima”.

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