El Banco Central de México está decidido a combatir el “efecto Trump“. La autoridad monetaria subió las tasas de interés 50 puntos base ayer a 6,25% en un intento por contener la inflación, que se disparó a su nivel más alto desde 2012, a medida que la llegada del nuevo presidente de EEUU arrastra al peso.
El banco apuntó al incremento de la volatilidad en los mercados financieros nacionales por “riesgo de posibles cambios en la relación económica entre México y EEUU”, agregando que en este entorno de incertidumbre las autoridades tienen que ajustar la política monetaria “al ritmo que sea oportuno”.
Las amenazas de Donald Trump “han influido ya en la confianza de los consumidores y empresas, en la inversión extranjera directa y en los flujos de remesas hacia el país”, señaló la institución. “Se considera que el balance de riesgos para el crecimiento siguió deteriorándose”, dijo.
La decisión del banco llevó la tasa a su nivel más alto desde marzo de 2009, después de cinco incrementos el año pasado por un total de 250 puntos base.
Inflación se dispara
Mientras tanto, la inflación en el país llegó a sus niveles más altos desde 2012, disparándose 4,72% a tasa interanual en enero desde 3,36% en diciembre.
La preocupante cifra –que está por encima de la meta del banco central de entre 2% y 4%– fue impulsada por un salto en el precio de los combustible de hasta 21% tras la decisión del gobierno de abrir este mercado. En relación a diciembre, los precios subieron 1,7%, su mayor avance en 18 años.
Pero la gasolina no es el único responsable. El IPC subyacente –que excluye los factores más volátiles como energía y alimentos– creció 3,84%, su mayor avance desde junio de 2010, impulsado por el aumento en el costo de las importaciones tras la caída de la divisa nacional.
Con la miradas en el peso
Y mientras que el peso cayó casi 12% respecto al dólar desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la imprevisibilidad del mandatario estadounidense hace a los expertos y a las autoridades pronosticar con cautela. “Tratar de predecir qué pasará con el peso será un acto esotérico tomando en cuenta la cantidad de incertidumbre que rodea los pronósticos económicos del país”, dijo en una nota Juan Carlos Rodado, jefe de investigación del banco Natixis.
Sin embargo, la depreciación ya aumentó los pronósticos de inflación para el año en curso. Los analistas encuestados por el banco central la semana pasada elevaron sus expectativas para 2017 a 5,24%, más de un punto porcentual desde las encuestas de diciembre.
Sin embargo, el banco prevé que a fines de año el aumento de precios lograría volver a la meta de “cerca de 3%“, agregando que va a mirar de cerca el posible crecimiento de presiones inflacionarias.
“Están dejando la puerta abierta para movimientos adicionales este año. La clave es no dejar las expectativas de inflación para 2018 se contaminen también”, dijo Rafael Camarena, economista de Santander.
