Por Hugh Carnegy
Los resultados finales de la primera vuelta de las elecciones parlamentarias de Francia indican que el presidente socialista, François Hollande, vencerá al partido de centro derecha de su antecesor, Nicolás Sarkozy, y evitará tener que depender de una mayoría parlamentaría en la izquierda dura.
Incluso si el partido socialista falla en ganar el control en la segunda vuelta este domingo, Hollande podría aún disfrutar una clara mayoría con los Verdes, que ya tienen dos ministros en su gobierno.
El Frente Nacional, movimiento de derecha liderado por Marine Le Pen, continuó haciendo avances y podría ganar un escaño o dos, mientras que el Frente de Izquierda, un movimiento respaldado por el Partido Comunista, sufrió un revés. El movimiento perdería asientos en la asamblea, y una potencial influencia sobre Hollande a medida que él confronta la crisis de la eurozona y la carga de deuda de Francia.
Jean-Luc Mélenchon, líder del Frente de Izquierda, espectacularmente fracasó en su apuesta para vencer a Le Pen en el distrito norte donde se enfrentaron, por lo que no alcanzará participar en la segunda vuelta. Habiendo prometido durante su elección presidencial, en la que salió cuarto, que lideraría un renacimiento de la izquierda radical, contraria a las políticas de austeridad de la eurozona, las políticas capitalistas y que confrontaría a la derecha extrema, Mélenchon no será siquiera un miembro de la asamblea.
"La estrategia de Mélechon y el Frente de Izquierda ha fracasado realmente", dijo Laurent Bouvet, un cientista político de la Universidad de Versailles Saint-Quentin.