Por Celine Sun en Beijing
Hace un año, Zhang Zhiyong, CEO de Li Ning, hizo una declaración ambiciosa en una conferencia de prensa en Beijing, diciendo que el fabricante chino de ropa deportiva podría lograr entrar a las cinco principales marcas deportivas del mundo en ocho años y superar a Nike para ser el mayor vendedor en China.
Pese a las palabras de desafío, Li Ning ha estado en retirada en el último año.
Los pedidos de ropa y calzado han declinado por tres trimestres y la ganancia para el primer semestre del año se hundió a 294 millones de yuanes (US$ 46 millones), 50% menos desde el mismo período del año pasado. El margen de utilidades cayó desde 12,9% a 6,8%.
Ese mal desempeño se comparó con el crecimiento de dos dígitos en ganancias, alcanzado por casi todos sus rivales locales, como Anta, Xtep y 361 Degrees.
Las corredoras le recortaron sus pronósticos de ganancias para el resto del año y las acciones de Li Ning están más de 70% por debajo de su peak de mayo.
“Li Ning está atrapado al medio entre competidores locales e internacionales”, dijo Torsten Stocker, socio de la firma consultora global Monitor Group. “En el mercado de primer nivel, está intentando fuertemente alcanzar a empresas multinacionales, pero no lo ha logrado realmente. Por otro lado, enfrenta una competencia feroz de parte de los actores locales, que poseen una participación creciente en las ciudades pequeñas”.
Li Ning, fundada por el gimnasta medallista Li Ning en 1990, solía ser el actor más exitoso del mercado, que ha visto un boom desde los ‘90 gracias a la creciente demanda de consumidores chinos y los cada vez más sofisticados gustos por ropa casual y deportiva.
Las olimpiadas de Beijing 2008 llevaron el mercado deportivo a un peak, pero la demanda de ropa deportiva después se enfrió, dejando a los minoristas con un inventario excedente y crecientes costos laborales y de arriendo.