La factura del petróleo, sumada a las sanciones impuestas por su implicación en el conflicto de Ucrania, podría superar ampliamente los 100.000 millones de euros anuales que calculaba el propio Gobierno ruso.
Estos cálculos los comunicó cuando el precio del barril de Brent rondaba aún los US$ 80. Después del descalabro sufrido ayer a raíz de la decisión de la OPEP de mantener sin cambio su producción, la cotización del Brent se desploma muy por debajo del umbral de los US$ 70, sus cotas más bajas desde 2009.
La primera jornada del último mes del año ha acelerado si cabe la desbandada de los inversores de la Bolsa de Moscú. El índice RTS, denominado en dólares, cotiza con caídas superiores al 4%.
En su desplome, el índice RTS se aleja del nivel de los 1.000 puntos que mantenía la semana pasada, y se desinfla a sus cotas más bajas desde 2009, en línea con los mínimos de 2009 con los que cotiza el precio del petróleo.
Los descensos se generalizan en la Bolsa de Moscú, y no se limitan a las grandes petroleras y gasistas. El desplome en el rublo vuelve a hacer mella en la renta variable rusa, en medio de una continua rebaja de previsiones de crecimiento que abre la puerta a la recesión de la economía rusa.
El rublo amplía el descalabro sufrido la semana pasada, y en su caída se desinfla a nuevos mínimos históricos, a 51,7 unidades por dólar. No en vano, las ventas de petróleo y gas representan cerca de dos terceras partes de todas las exportaciones de Rusia.