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“Big f*****g rocket”, la otra gran misión de Elon Musk

El objetivo es llevar gente a Marte en 2022.

Por: | Publicado: Jueves 8 de febrero de 2018 a las 04:00 hrs.
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El lanzamiento del Falcon Heavy fue, a grandes rasgos, un éxito. Y fue un éxito, primero que todo, porque no explotó. En efecto, SpaceX ya había fracasado hace algunos años en una empresa menos ambiciosa que la del cohete lanzado el martes y un tropiezo de estas características hubiera echado por tierra cualquier otra aventura de Elon Musk en el espacio (en el corto y mediano plazo).

La segunda gran victoria del magnate de origen sudafricano tras el lanzamiento del cohete más poderoso del mundo (el cual va a Marte con un Tesla Roadster conducido por Starman, quien disfruta del viaje con la música de David Bowie) es que los propulsores lograron finalmente llegar a la Tierra.

Reciclar es la clave

Si bien no fue del todo perfecto porque uno de los tres se destruyó en el mar, este hecho podría cambiar radicalmente las ambiciones humanas de conquistar el sistema solar. Claro porque si se perfecciona este método se reducirían brutalmente los costos para despegar de la Tierra y orbitar satélites más pesados e incluso robots de grandes dimensiones.

En la conferencia prensa, Elon Musk calculó que la misión del Falcon Heavy involucró en su totalidad “probablemente más” de US$ 500 millones. Sin embargo, se calculó que el lanzamiento en sí mismo tuvo un costo de US$ 90 millones.

Sí, se trata de una gran cifra pero es muy, muy inferior a los monstruosos US$ 6.000 millones que le costó a la (opacada) NASA el desarrollo del famoso Saturn V en la década de los 70.

La NASA precisamente está desarrollando su propio súpercohete llamado Space Launch System o SLS y, según informó la cadena BBC, cada vuelo costará unos US$ 1.000 millones.

En esa línea, algunos críticos en Estados Unidos ya están cuestionando cómo el Congreso puede justificar el gasto del SLS cuando existe una alternativa mucho más barata como la de SpaceX.

Según el estudio de To Infinity And Beyond, Global Space Primer, elaborado por Bank of America Merrill Lynch (BofAML), la introducción de los cohetes de lanzamiento reutilizables y de aterrizaje vertical como el Falcon Heavy ha sido sin duda el principal contribuyente a la reducción de la curva de costos haciendo que los tradicionales cohetes desechables sean cada vez más opcionales.

El costo del combustible y el oxígeno es relativamente pequeño en un lanzamiento, lo que suma alrededor de US$ 200.000 o 1/1000 del costo promedio de un lanzamiento de cohete desechable.

Sin embargo, si se reutiliza 1.000 veces, el costo de capital del cohete por lanzamiento sería de solo unos US$ 50.000, calculó Musk.

¿Qué viene ahora?

Con el éxito del Falcon Heavy, ahora a Elon Musk se le abre el apetito y avanza en el desarrollo de un cohete más poderoso todavía. Originalmente se denominaba “Big Falcon Rocket” pero ya es mundialmente conocido como “Big Fucking Rocket”.

El dueño de SpaceX y Tesla estimó que este súpercohete podría estar listo para 2022 y que debiera ser el que lleve humanos a la luna y al mismísimo planeta Marte, ubicado a “solo” 400 millones de kilómetros de la Tierra.

El empresario ha asegurado que este cohete, que tendrá nueve metros de diámetro y 48 de largo, será totalmente reutilizable y tendrá una capacidad para cerca de 100 personas repartidas en más de 40 cabinas.

“Podríamos realizar misiones tripuladas a la Luna y a Marte con reabastecimiento en órbita, pero mejor dejarle eso al programa BFR”, dijo el empresario.

Se desata la carrera

Para Estados Unidos, que tuvo una trayectoria espacial gloriosa, esta tecnología es una invitación a confirmar el liderazgo frente a Rusia y China que también están incursionando en naves reutilizables.

Los rusos retomaron su desarrollo luego que el Centro de Diseño de Cohetes Makeyev congelara en 2012 por falta de financiamiento.

El objetivo es realizar en el futuro misiones interplanetarias con tripulación a bordo, para lo cual planean construir el denominado misil “Corona” en una sola etapa, a diferencia del cohete Falcon 9 de dos etapas de SpaceX.

En el país vecino, la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China prevé lanzar un cohete reutilizable en 2020 para transportar personas o carga a órbita y regresar luego a la Tierra.

El proyecto se asemeja al de SpaceX, que logró en 2015 por primera vez hacer aterrizar de vuelta un cohete y que desde 2016 utiliza estos vehículos para trasportar cargas a la Estación Espacial Internacional.

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