Fórmula pirata: cómo Coquimbo Unido logró conquistar el fútbol chileno
El domingo pasado, Coquimbo Unido se coronó campeón de la Primera División por primera vez en su historia. Pero el título no fue sólo deportivo: fue también empresarial.
Por: Mateo Navas
Publicado: Sábado 8 de noviembre de 2025 a las 21:00 hrs.
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En los peldaños de la sede central de Coquimbo Unido -una casa pintada de amarillo y negro, ubicada en plena ciudad de la Región de Coquimbo- hay frases grabadas en cada escalón. “Trabaja en equipo”, “Confía en ti”, “Céntrate en el objetivo”.
Durante años, esas palabras pasaron inadvertidas. Pero el domingo pasado, ante casi 18 mil personas en un repleto estadio Francisco Sánchez Rumoroso, cobraron sentido: se coronaron campeones del torneo nacional de Primera División, por primera vez en su historia. Y lo hicieron con margen. Aún restan cuatro fechas por jugar y nadie puede alcanzarlos. Perdieron sólo un partido, sumaron casi seis meses sin derrotas y recibieron apenas 12 goles.
El título no sólo marca un hito deportivo para la escuadra pirata. También es el desenlace de un modelo de negocio y deportivo que fue tomando forma en los últimos años. Algunos, incluso, ya se aventuran a ponerle nombre: “La fórmula pirata”.
De Bielsa a Mayne-Nicholls
En 2026 se cumplirán 10 años desde que Jorge Contador, empresario y un histórico ex consejero regional de la zona, volvió a la presidencia de Coquimbo Unido. Llegó en un momento crítico: el equipo estaba en Primera B y cerca de descender a Segunda División. En unos tres años se revirtió el rumbo. Desde entonces, el club ha acumulado más hitos deportivos que en toda su historia.
En 2018 ascendieron a Primera División, luego de más de una década fuera. En 2020 debutaron en la Copa Sudamericana y llegaron hasta las semifinales del certamen. El logro, sin embargo, tuvo un costo: descuidaron el campeonato nacional y terminaron descendiendo. Al año siguiente ganaron la Primera B y llegaron a las semifinales de la Copa Chile. Desde su regreso en 2022, el equipo no volvió a bajar de nivel, aunque sí experimentaron problemas dirigenciales y futbolísticos.
Varios dentro del club apuntan a Contador como uno de los principales responsables del presente del equipo. Dirigente con trayectoria, ya había presidido Coquimbo Unido hace dos décadas, pero se alejó tras asumir como secretario general de la ANFP durante la administración de Harold Mayne-Nicholls, con quien, según distintas fuentes, mantuvo una relación cercana. De acuerdo a testigos, fue uno de los involucrados en la negociación que terminó con Marcelo Bielsa al mando de la selección chilena. Viajó a Rosario, llegó al departamento del técnico y, junto con Mayne-Nicholls, inició el trabajo para convencerlo de firmar por La Roja.
Tan cercano fue al extimonel de la ANFP, que incluso fue parte del directorio de la fundación deportiva del actual candidato presidencial, Ganamos Todos. De hecho, el periodista felicitó su gestión en Coquimbo Unido post debate ARCHI.
Al regresar a Coquimbo Unido en 2016, Contador trazó una hoja de ruta: eficiencia financiera, foco en las divisiones inferiores y búsqueda de talento en ligas secundarias, tanto en Chile como en otros países de la región.
Los Morales
En esta estrategia también fue clave Pablo Morales, actual gerente general del club, quien llegó en junio de 2016, el mismo día del reingreso de Contador. Tenía 25 años y venía de trabajar en el Club Deportivo Trasandino de Los Andes. La mezcla con el experimentado dirigente funcionó: Contador era un hombre con experiencia política y futbolera, y él era un joven con ideas y con experiencia en una escuadra de la tercera categoría.
Ambos encontraron un club desordenado, con deudas con Tesorería, proveedores y antiguos accionistas, y con infraestructura que no estaba a la altura. “Enfrentamos el desafío de no tener dónde entrenar, con una importante carga financiera, nuestro fútbol formativo y profesional en la Primera B, y sin divisiones femeninas”, recuerda Morales.
Hoy la situación es distinta: el club presenta sus mejores ingresos históricos, el fútbol femenino se consolidó, distintas categorías de la serie formativa masculina llegaron a etapas finales de la Copa Futuro y el futsal también se convirtió en competitivo.
Cercanos al equipo aseguran que la influencia de Morales ha sido determinante, incluso mayor que la del propio Contador, por su rol operativo y su presencia diaria en la gestión.
Alcalde pirata
Bajo la gestión Contador-Morales se sumó una regla: todo se reinvierte. En infraestructura, en logística, en fútbol.
Morales lo explica: “Primero buscamos conseguir un equilibrio financiero que permitiera pagar las deudas, luego enfocamos nuestros esfuerzos en crecer en infraestructura, para posteriormente orientar nuestros objetivos hacia los logros deportivos”.
El modelo ha dado resultados, aunque no ha estado exento de temporadas con pérdidas cuando los resultados deportivos no acompañaron. También han recibido críticas: parte de la hinchada acusa que se ha privilegiado lo financiero por sobre lo futbolístico. “El fútbol convive con la crítica, la cual muchas veces es injustificada. Debe considerarse que el trabajo que se debía realizar en el club era profundo y ameritaba muchos cambios. Los resultados no son inmediatos y la hinchada llevaba 11 años en la Primera B, por lo que carecía de paciencia”, reflexiona el gerente general.
Otra decisión clave, dicen entendidos, fue que los accionistas del club no dependen económicamente del fútbol. “Ninguno vive de esto”, dice un conocedor. “Todos tienen otras actividades. El club es un proyecto al que se entra a aportar”.
Y un punto más: la identidad territorial. En Coquimbo Unido, los dueños y varios de los cargos clave provienen de la zona. A diferencia de otras escuadras regionales, el vínculo con la ciudad es parte del diseño. Tan marcado es ese lazo, que el actual alcalde de Coquimbo, Alí Manouchehri, jugó en el club. Se formó en sus divisiones menores y tuvo una carrera profesional que se extendió por más de ocho años.
“La ciudad se volcó a esta campaña”, dice un consultado. Un ejemplo: en la costanera de Coquimbo, en cada poste de luz hay una bandera aurinegra.
Royal Navy
Fue en 1903 cuando recaló en el puerto coquimbano el HMS Flora, un buque de guerra de la Royal Navy británica. Venían de recorrer Sudamérica -Brasil, Uruguay, Argentina, Valparaíso- y en cada escala desafiaban a equipos locales. Siempre salían invictos.
Pero algo pasó en Coquimbo.
En la ciudad puerto armaron siete partidos. Los marinos ganaron tres, los locales otros tres. El último, la definición, se jugó ante una multitud. Pese a la diferencia física y técnica, los porteños ganaron 1-0.
Al terminar el encuentro, el capitán del Flora regaló su camiseta a la escuadra coquimbana. Desde entonces, el negro y el amarillo -los colores del uniforme del barco inglés- pasaron a ser parte de la identidad local. Los mismos que hoy lleva Coquimbo Unido.
El club, sin embargo, se fundaría varias décadas después. Varios equipos porteños comenzaron a coordinarse y el resultado fue la fundación de un solo club en 1958. Lo llamaron Coquimbo Unido.
Lograron ingresar a la primera división en 1963. Pero durante más de medio siglo no consiguieron un título en la máxima categoría.
Hasta el pasado domingo.
US$ 5 millones
Coquimbo Unido no tiene controlador. A diferencia de otros clubes del fútbol chileno, la propiedad está distribuida entre distintos accionistas. Se organiza como una sociedad anónima deportiva y su estructura refleja una combinación de empresarios locales, herencias y participación de hinchas mediante una corporación.
De acuerdo a la última memoria corporativa, el grupo con mayor participación es Coquimbanos Por Siempre, una sociedad integrada por empresarios y exdirigentes ligados al club desde hace décadas. Hoy está encabezada por Jorge Contador y controla el 35% de la propiedad. Su accionista mayoritario es Fernando Sánchez, propietario de Industrias Celta, la conocida firma de colchones y camas fundada por Francisco Sánchez Rumoroso, inmigrante español cuyo nombre hoy lleva el estadio del club.
La Corporación Club de Deportes Coquimbo Unido -la entidad donde participan los socios- tiene un 28%. A eso se suman participaciones menores: la sucesión de Guillermo Campos, exdirector del club, con un 5%, y los herederos de Francisco Alen, con un 4%.
Desde hace algunos años, las finanzas del club muestran números positivos. En 2024, Coquimbo reportó utilidades por $879 millones, más del doble que el año anterior. Para este año, las proyecciones son aún mayores, impulsadas por el título del campeonato nacional -que entrega US$ 600 mil por parte de la ANFP y US$ 1 millón desde Conmebol-, además de otros US$ 3 millones por la clasificación directa a la fase de grupos de la Copa Libertadores.
Un conocedor del club pone en perspectiva esos nuevos ingresos: el presupuesto total de Coquimbo Unido para 2025 fue de $ 4.500 millones. Es decir, sólo en premios deportivos, el club igualará ese monto, sin contar lo que ingresará por publicidad, escuelas de fútbol, venta de entradas, derechos de televisión, merchandising o eventuales transferencias de jugadores.
Pero hay un matiz: aunque las cifras parecen abultadas, los costos de disputar la Copa Libertadores también lo son. Por ejemplo, un vuelo chárter a Argentina puede costar US$ 70 mil y uno a Venezuela supera los US$ 350 mil. A eso se suman los bonos por rendimiento deportivo, entre otros gastos. “Es evidente que, con los ingresos proyectados por Conmebol, debemos trabajar con eficiencia en la conformación de nuestro presupuesto, especialmente en los gastos asociados al plantel profesional masculino 2026”, dice Pablo Morales.
El chiche
En los últimos cinco años, Coquimbo Unido ha impulsado una serie de modernizaciones que, según distintos consultados, han sido clave en la evolución deportiva del club. Una de las primeras decisiones del directorio, apenas asumido en 2016, fue recuperar y potenciar el complejo deportivo Las Rosas. “Es el chiche de Contador y Morales”, dice un cercano al dirigente, quien agrega que, para ellos, el progreso en el fútbol -como en los países- parte por la infraestructura.
Hoy, el complejo se divide en dos zonas. En una entrena el primer equipo, con gimnasio de primer nivel y hotel de concentración con 26 habitaciones. En la otra, se construyó una cancha gemela a la del Real Madrid en Valdebebas, que permite que dos categorías trabajen de forma simultánea. También cuenta con camarines, salas médicas, espacios de análisis táctico y gimnasio para divisiones menores.
Estas instalaciones llevan operativas menos de cinco años. Hoy, con un título de Primera División, en el club aseguran que ya existe una base para sostener el proyecto. El objetivo inmediato es ganar todos los partidos que quedan, cerrar la temporada con 77 puntos y convertirse en el equipo con la mejor campaña del siglo XXI en el fútbol chileno.
El siguiente desafío está en el plano internacional. Clasificados a la fase de grupos de la Copa Libertadores, el club buscará mejorar su única participación previa en el torneo, en 1992, cuando no logró superar la etapa inicial.
Esta vez, dicen en Coquimbo, llegan con otra infraestructura, otro modelo y otro plantel. Pero con los mismos colores.
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