Desde antes que se cerraran las mesas, a partir de las 18:00 horas de ayer, el ambiente en el Hotel San Francisco -sede del comando del candidato oficialista Alejandro Guillier- denotaba tensión y nerviosismo. En la medida que se iban conociendo los cómputos que finalmente favorecieron al ahora presidente electo Sebastián Piñera, los dirigentes y parlamentarios presentes en el salón principal comenzaron a desaparecer. ¿Qué ocurría? Alrededor de las 19:00, el comando sostuvo una reunión con el senador en la que se asumía la derrota y se comenzaron a tomar las medidas que se habían contemplado para enfrentar esta posibilidad.
En el salón en que la prensa y la mayoría de los invitados seguía el conteo que daba un 54,58% para Piñera y sólo un 45,42% para Guillier, los pocos parlamentarios que aún permanecían allí comenzaron de a poco a buscar culpables. Porque si bien la derrota era previsible, el amplio margen por el que se produjo no fue contemplado ni en los escenarios más pesimistas.
El senador socialista Carlos Montes, quien reconoció abiertamente que “la diferencia (con que se impuso Piñera) fue inesperada, nunca pensamos que iba a ser una diferencia de estas características”, no quiso apuntar a lo que ya se conversaba en sordina en el hotel: qué cuota de responsabilidad tendrían el Frente Amplio y la Democracia Cristiana en este resultado.
En cambio, señaló que el desafío de la Nueva Mayoría es rearticularse para defender las reformas, lo que requiere un período de reflexión, sentenciando que “la unidad entre el centro y la izquierda es fundamental”, ya sea para continuar con los cambios o para evitar que se retroceda. E insistió en que, “sin lugar a dudas, la centroizquierda tiene que rearmarse”.
Eso es en lo primero que comenzaron a pensar los dirigentes y representantes políticos e inmediatamente se generó el dilema con que la NM debió subsistir durante toda la campaña: qué tan a la izquierda debe ubicarse la coalición de centroizquierda y qué tan al centro.
Por lo mismo es que el debate acerca de si en el nuevo conglomerado debe ser tan unitario como para incluir al PS, la DC y el FA ya está en marcha. Sobre todo porque tanto en el socialismo como en el PPD hay quienes estarían dispuestos a dar ese paso, incluso prescindiendo del falangismo.
Desde la DC, el diputado Gabriel Silber reconoció que el resultado electoral “pone más cuesta arriba” el proceso de rearticulación de la coalición gobernante, máxime en un período en que pasarán a la oposición. Y, a su juicio, a partir de ahora “tenemos que marcar con fuerza el sello de una coalición más bien socialdemócrata y queremos partcipar de este debate con nuestros socios”, dejando fuera al FA.
Por su parte el presidente del Senado, Andrés Zaldívar (DC), no dudó en apuntar hacia el FA por el mal resultado. “Si participó más o menos no podría decirlo, lo que sí no calzan las matemáticas, para ver si todos los que se habían comprometido a apoyar a Alejandro lo hicieron o no lo hicieron. Porque debería haber sido un triunfo muy estrecho”. Pero también insistió que hay que analizar lo sucedido y “ponernos de acuerdo en el proyecto que queremos construir, en una alianza de centroizquierda, recoger lo que hicimos en el pasado para proyectar el futuro”.
Uno de los vicepresidentes del PS, Gonzalo Durán, estima que a partir de lo sucedido, su partido “debe abrirse a un proceso de evaluación y autocrítica” tras el cual debe ubicarse “en un rol de diálogo y articulación de las fuerzas de izquierda”.
La diputada Karol Cariola acusó “responsabilidades en relación a fraccionar la unidad que teníamos”, lo que se interpretó como una crítica a la DC.
El senador Guido Girardi (PPD) abogó por la rearticulación de la centroizquierda, incluido el FA al que no responsabilizó de la derrota, sino a la falta de unidad de la NM.
Por lo pronto, existe coincidencia en que a futuro, Guillier será “uno de los liderazgos” de la oposición y no el liderazgo, a lo que contribuye -aunque no se dice públicamente- esta significativa derrota.
Guillier tras los resultados: "Hemos sufrido una derrota dura"
"Defender las reformas en el Congreso" fue la consigna de la Nueva Mayoría tras la amplia diferencia con la que el abanderado de Chile Vamos, Sebastián Piñera, se impusiera al candidato oficialista, Alejandro Guillier, y de la cual daba cuenta una clara tendencia que se observó desde poco después del cierre de las mesas, a las 18:00 horas. Más tarde, cerca de las 20:00 horas, fue el propio senador quien en su discurso de reconocimiento de la derrota arengó a sus adherentes en esa dirección.
Luego de saludar a "mi contendor, Sebastián Piñera, el nuevo presidente de la República -"a quien ya llamé para felicitar por su impecable y macizo triunfo-", dijo que "podemos sentirnos orgullosos de nuestras propuestas". Sin embargo, junto con invitar a sus partidarios a aprender la lección que deja este aplastante fracaso, fue honesto en que "hay que ser autocrítico, hemos sufrido una derrota dura y en las derrotas es cuando más se aprende", por lo que los instó a levantar el ánimo para así "salir a defender las reformas en las que creemos".
Acto seguido, el excandidato -rodeado de su familia y flanqueado por quienes encabezaron su comando y parlamentarios y dirigentes que llegaron hasta el Hotel San Francisco, en el centro de Santiago, a sólo cuadras del Crowne Plaza, donde se encontraba el Presidente electo-habló de realizar una oposición "republicana constructiva" e invitó a los presentes a trabajar para renovar los liderazgos de las fuerzas que lo respaldaron y las formas de acción política.
Guillier planteó que si bien la de ayer fue una "derrota electoral", dijo que "no va ser una derrota política si somos capaces de levantar nuestras fuerzas, nuestras convicciones y nuestro compromiso con Chile", comprometiéndose él mismo, "como senador de la República, a seguir trabajando por la unidad del progresismo y por la construcción de nuevos liderazgos en nuestro país".
Insistió en que los tiempos que vienen "son de renovación y no de retroceso". Incluso recordó que "mi rival supo recoger muchas de nuestras banderas, Chile ya cambió, ese cambio es irreversible y, por lo tanto, desde el Congreso Nacional vamos a reunir fuerza, vamos a formar un solo bloque unitario por los cambios para defender los logros del pueblo chileno y avanzar en las reformas que el país aún nos exige", advirtió.
En un discurso de sólo cinco minutos, el senador Guillier finalizó reiterando una frase tantas veces recordada en sus discursos de campaña: "La historia es nuestra".