Desde mediados de 2014 el peso chileno ha retrocedido más de un 11% y se ha convertido en una de las monedas más castigadas dentro de los mercados emergentes.
Las razones para este comportamiento son variadas, partiendo por la debilidad de la economía local frente al repunte de la actividad estadounidense, a lo que se suma incertidumbre a nivel global -actualmente por la situación de deuda de Grecia- y el repunte que ha experimentado el precio del petróleo en las últimas jornadas.
Y más allá de que la economía local esté mostrando los primeros signos de reactivación, para Gemines el ajuste de las cuentas externas y el tipo de cambio ya está hecho, y más aún, postula que el tipo de cambio real (TCR) -relativo al precio de los bienes transables- ya subió todo lo que tenía que subir y que devaluaciones adicionales para la moneda local "no tienen sentido".
"Si el dólar observado sigue subiendo, solo lograremos presiones inflacionarias adicionales. Más importante aún, quienes estiman simultáneamente que el tipo de cambio seguirá subiendo y que la inflación se situará cerca del piso del rango meta hacia fines de año, están cometiendo un grueso error", indicó el gerente general de Gemines, Tomás Izquierdo, en su informe mensual.
Y es que en opinión del experto, existen varias razones para pensar que el ajuste cambiario ya está hecho: el déficit de la cuenta corriente ya desapareció, los términos de intercambio han mejorado a pesar de la caída del cobre, y el nivel actual del TCR se encuentra claramente en la parte alta de su trayectoria de los últimos diez años.
Panorama futuro
Izquierdo señala que la fuerte apreciación del dólar parece estar llegando a su fin. Específicamente, en el caso del peso chileno ésto se fundamentaría en que las últimas cifras han dado señales de que las proyecciones de crecimiento para Chile no seguirán revisándose a la baja y, en consecuencia, recortes adicionales en la tasa de interés se hacen cada vez menos probables.
A nivel global, resalta que el alza de intereses por parte de la Fed "comienza a alejarse en el tiempo", en un escenario de baja inflación, caídas en el precio del petróleo y la fuerte apreciación que ya tiene el dólar en los mercados internacionales.
Con todo, el experto puntualiza que esto no impide que continúe la presión alcista sobre el tipo de cambio observado, "aunque al parecer con menor intensidad".
De esta forma, el economista manifiesta que sólo un deterioro adicional en las expectativas internas, gatillado por cifras económicas peores a lo esperado o complicaciones en el cuadro político, como el anuncio de reformas adicionales como la constitucional, podrían ejercer presiones al alza sobre el valor del dólar.
Un efecto contrario tendría, por ejemplo, un cambio de gabinete, que permita recuperar confianzas y mejorar las expectativas económicas, pero, a juicio de Izquierdo, la posibilidad de que esto ocurra "parece haberse evaporado" en el corto plazo.