El gigante
de Internet Google amenazó hoy con cerrar sus operaciones en China después de
sufrir un ciberataque proveniente del país asiático dirigido a cuentas de
correo electrónico de activistas pro derechos humanos.
Así lo
informó hoy David Drummond, jefe de la división legal de la empresa, en un blog
de la compañía. Google decidió replantearse su estrategia en China, donde están
presentes desde hace 4 años, al entender que no se están cumpliendo los
objetivos con los que se implantó en el país y que le llevaron a transigir con
la censura gubernamental, a pesar de que este cambio de rumbo pudiese suponer
su salida del país.
"Compartimos
esta información sobre los ataques con una amplia audiencia no solo por las
implicaciones de seguridad y derechos humanos, sino también porque esta
información va al corazón de un debate global mayor sobre libertad de
expresión", comentó Drummond. Por su parte, el portavoz del Departamento
de Estado, Philip Crowley, advirtió de que las denuncias sobre el ciberataque
chino plantean "graves preocupaciones e interrogantes" y que se prevé
pedir una explicación al gobierno de Pekín.
"La
capacidad de operar con confianza en el ciberespacio es crucial en la sociedad
moderna y en la economía", indicó. Google opera desde 2006 en China a
través de www.google.cn mediante un acuerdo firmado con las autoridades para
limitar los resultados de su buscador, una controvertida apuesta realizada
"con la creencia de los beneficios que supondría un mayor acceso a
información para el pueblo chino", apuntó.
"Un
Internet más abierto compensaba nuestro malestar producido la censura",
explicó.
Los últimos
ataques registrados a mediados de diciembre, con origen en China, consiguieron
abrir una brecha en la infraestructura de Google y tuvieron como consecuencia
el robo de propiedad intelectual de la empresa y el acceso a cuentas de correo
electrónico de activistas pro derechos humanos chinos que, según la empresa,
"era el objetivo prioritario de los atacantes".
Drummond
manifestó que los "hackers" intervinieron, además, los sistemas de
una veintena de grandes empresas, lo que llevó a la puesta en marcha de una
investigación. Esta investigación desveló que se estaban produciendo accesos
sistemáticos en cuentas de docenas de defensores de los derechos humanos en
China de usuarios en EE.UU., China y Europa por parte de terceros a través de
diferentes programas informáticos de espionaje y robo de identidad.