En una postal similar a las de septiembre pasado, cuando un millón de personas protestó contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, las calles de Caracas y otras ciudades de ese país se llenaron de manifestantes ayer, en el tercer intento de la oposición esta semana por marchar hasta el centro de la capital.
La movilización, en rechazo al intento de la justicia por dejar sin atribuciones al parlamento y a la negativa del Palacio de Miraflores a convocar nuevas elecciones, estuvo nuevamente marcada por fuertes enfrentamientos con la policía, que dejaron al menos 18 heridos por balas de goma y efectos de las bombas lacrimógenas, entre ellos los principales líderes de oposición.
“No estamos en una democracia”, dijo a los manifestantes el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Freddy Guevara. “La única manera en que podemos hacer que una dictadura respete la Constitución es obligándola a hacerlo”, dijo.
La oposición ha reactivado su ofensiva tras la fuerte presión internacional que surgió luego de que el máximo tribunal intentara absorber las competencias del parlamento.
Las masivas protestas en Caracas tuvieron réplicas en las localidades de Maracaibo, San Cristóbal y Puerto Ordaz, en rechazo a la escasez de alimentos y medicinas, y la fuerte inflación. En paralelo, el presidente del parlamento, Julio Borges, discutía la situació del país con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, en Washington.
“Golpe de Estado”
Horas antes de que se iniciaran las manifestaciones, el vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, denunció en televisión que “hay un golpe de Estado continuado por parte de la Asamblea Nacional” y mostró supuestas pruebas de que sectores opositores están conspirando con miembros activos de las Fuerzas Armadas en un plan para tomar de manera violenta el poder.
Sus acusaciones estuvieron respaldadas por una orden de captura que fue emitida el domingo por un tribunal militar en contra de Roberto Enríquez, presidente del partido Copei –uno de los más antiguos del país–, y que hoy no tiene representación en la AN por sentencias del TSJ que han ido reduciendo su capacidad política operativa.
El líder opositor se refugió en la Embajada de Chile en Caracas y está evaluando con sus abogados los próximos pasos a seguir.
Acción humanitaria
Al respecto se pronunció el canciller Heraldo Muñoz quien confirmó ayer que si Enríquez solicita asilo político, se le otorgará. “Por ahora, él no ha solicitado asilo. En todo caso, nosotros hemos otorgado esa protección, él siente que hay situaciones políticas que lo afectan y Chile tiene una larga tradición humanitaria, de modo que actuaremos en ese sentido”, dijo Muñoz.
“Si solicita asilo político, se lo otorgaremos (...) porque el acto de concesión de asilo es una acción humanitaria”, detalló.