Escándalos y luchas internas complican agenda legislativa de Rousseff
A menos de ocho meses de asumir la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff ya tuvo que reemplazar a tres ministros y...
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A menos de ocho meses de asumir la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff ya tuvo que reemplazar a tres ministros y enfrenta investigaciones policiales por supuesta corrupción en sus ministerios de agricultura y turismo.
Algunos analistas consideran que la serie de renuncias ministeriales son como las “tareas” que hace un presidente nuevo. Sin embargo, otros opinan que los problemas podrían tener su raíz en una lucha interna que se desató dentro de la coalición gobernante, compuesta por varios partidos, que podría hacer peligrar cruciales reformas económicas de largo plazo.
Rousseff tiene la imagen de administradora honesta y competente que preside un crecimiento económico sólido pese a la crisis de deuda mundial. En un estudio publicado la semana pasada, el 67% de los brasileños consultados aprueba la forma en que está gobernando.
Sin embargo, hay señales de que los escándalos y las condiciones económicas más difíciles (el gobierno se vio obligado a elevar las tasas de interés este año para combatir la inflación) hicieron mella. Su popularidad cayó seis puntos porcentuales desde marzo, mientras que la cantidad de personas consultadas que desaprueban su estilo de conducción se duplicó a 25%.
David Fleischer, analista político de la Universidad de Brasilia, sostiene que las investigaciones por corrupción seguramente están intensificando las tensiones dentro de la coalición gobernante. La semana pasada, en una aparente advertencia a Rousseff, unos 200 diputados de cuatro partidos de la coalición de gobierno bloquearon un decreto presidencial que habría autorizado un tratado para cooperar con China contra las actividades delictivas, contó.
Son varios los proyectos de ley detenidos en la legislatura, incluyendo una reforma fiscal, considerada crucial para mejorar la competitividad de Brasil, y leyes nuevas para el sector de minería y regalías petroleras.
Ahora el desafío para la presidenta será dejar atrás los escándalos y mantener la economía en su senda, además de recuperar la iniciativa en la agenda legislativa.