La grave sequía que azota a Rusia desde
mediados de junio podría convertir en importador de cereales al que
hasta ahora ha sido uno de los principales exportadores mundiales de
grano, han advertido algunos analistas.
La Unión de Molineros
rusa ha dicho a las autoridades que ésta
será la primera vez en 15 años que el país tendrá que importar
harina de centeno, publica hoy el diario Nezavisímaya Gazeta.
Pese
a que el Gobierno sostiene que las reservas de cereales aún
son suficientes para cubrir la demanda interna, algunos analistas
alertan de que Rusia tendrá que
cubrir la falta de grano a través de
la importación.
"La sequía no sólo afecta a la producción de
cereales de este
año, sino también a la siembra de invierno, primavera y la cosecha
del próximo año", señaló Irina Vorobeva, analista de la consultoría
"2K Audit".
El primer ministro ruso, Vladímir Putin, anunció el
pasado 5 de
agosto la suspensión de las exportaciones de trigo, centeno, cebada,
maíz, harina de trigo y de centeno.
La iniciativa entró en vigor
el pasado domingo y regirá hasta el
31 de diciembre, aunque el Gobierno ha dejado entrever que podría
reanudar las exportaciones antes, en caso de que la cosecha
satisfaga la demanda interna.
Sin embargo, la Unión Cerealista no
está de acuerdo con la medida
adoptada por Putin y pidió al Gobierno que la aplazara hasta el 1 de
septiembre para poder cumplir los multimillonarios contratos
suscritos con países como Egipto, Turquía o Israel.
El presidente
ruso, Dmitri Medvédev, aseguró el viernes pasado de
que la sequía que afecta a Rusia desde junio ha arrasado una cuarta
parte de los cultivos de cereales.
El Banco Mundial ha advertido
de que la decisión de Rusia, uno de
los principales exportadores mundiales de grano, podría desatar una
crisis global de suministro de cereales.