Intranquila. Así se muestra la subdirectora del Instituto Libertad y Desarrollo (LyD), Rosanna Costa, al analizar las últimas cifras económicas, tanto en actividad como inflación. Y pone el acento en que el Imacec de enero (2,7%) está compuesto de manera "relevante" por un alto gasto público y un crecimiento "muy puntual" del sector minero.
"Ambos factores probablemente no se mantendrán en el corto plazo. Hay que mirar las cifras con cautela", señala la ex directora de Presupuestos del gobierno de Sebastián Piñera, quien critica la "falta de convicción" del Ejecutivo respecto a los beneficios del crecimiento económico y advierte que hay que enfatizar el control de una inflación "que ha estado muy porfiada" en los últimos meses.
"Veo con preocupación la debilidad que hay detrás de las cifras que sustentan una tasa de crecimiento en Chile", sostiene la economista.
- Son cifras débiles aún...
- Efectivamente, si uno se queda con la coyuntura, uno ve tasas de variación de 2,7%, pero muy sustentadas en un solo sector. En verdad, sorprendió positivamente el sector minero, pero negativamente la debilidad del resto, sectores en los que justamente se esperaban brotes verdes como dijo el subsecretario Micco, con una debilidad en la demanda interna que mantiene una situación de precaución y de estar atentos a la evolución de las próximas cifras.
Estamos convergiendo hacia el 3%, a pesar de que desde las últimas proyecciones ha habido ciertos shock que para Chile debieran marcar algo positivo, como el efecto de la baja del petróleo que se conjuga con la baja del cobre.
Entonces, hay un conjunto de factores que no dejan de satisfacer y, más aún, preocupa que detrás de esto haya una debilidad para sostener un crecimiento más permanente.
- Este dato no está solo sustentado en la minería, sino también en el gasto público.
- Cuando se aplican medidas contracíclicas, uno espera que sea para activar al sector privado, algo que no está ocurriendo hoy. Sustentar tasas de crecimiento en base a esas políticas es solo transitorio, no es una solución. El gasto público está sólo sustentando los números, no ha logrado convencer al sector privado de una actitud distinta.
- Además, la política monetaria está limitada por la inflación.
- Claro, ya la política monetaria y fiscal es muy expansiva. Por eso, reitero que no debiera satisfacernos lo que estamos viendo, porque hay variables que apuntan a ambos lados, como el cobre y el petróleo. Además, no se ven datos más allá del 2,7% de enero hacia adelante.
Quizá hacia el segundo semestre veremos crecimientos más cercanos al 3%, pero por ahora no se ve algo más permanente. Los sectores -exceptuando minería-, se mantienen débiles, las expectativas de los consumidores débiles. Faltan factores para quedarse tranquilos con este crecimiento.
- ¿Qué faltaría para dar esa tranquilidad?
- Me preocupa que nos deje satisfechos un crecimiento de 2,7%. Me gustaría poner un acento de preocupación en la trayectoria de largo plazo. Tranquilidad sería volver a ver crecimiento en la inversión privada y en la masa salarial para sustentar el consumo. Además, la gente debe tener confianza para financiar ambas cosas. Eso requiere una reversión del clima actual para que se tomen esas decisiones. El clima no ha mejorado aún, ese quiebre no se ha dado. El motor interno está bastante debilitado y las reformas le ponen freno de mano a la reactivación.
- ¿Cómo ha visto el rol del gobierno?
- Claramente, hay que dar señales mucho más potentes de espacios de emprendimiento. Hay que trabajar políticas pro crecimiento. Agendas de competitividad y productividad que sean consistentes.
- Pero el gobierno presentó una agenda de productividad y crecimiento el año pasado.
- No son suficientes. Esas agendas se han diluido, están insertas en un clima bastante poco adecuado. Hay que mirar sector por sector, identificar los sectores que necesitan mayor competencia.
- ¿Ha faltado foco en el crecimiento?
- Quedó una agenda instalada con proyectos de ley en el Congreso. Veo debilitado el efecto y el clima que estas agendas generan dentro del contexto nacional.
- Economistas incluso de la Nueva Mayoría han señalado que falta liderazgo para retomar el crecimiento.
- Falta la prioridad, no se ve que exista en el gobierno y sus autoridades la convicción de que hay una serie de beneficios detrás del crecimiento, como un aumento vigoroso del empleo y las remuneraciones.
Si uno analiza la Casen, en el período 2009-2011-2013 se da cuenta claramente cómo el efecto del crecimiento se tradujo en fuertes aumentos en ingresos monetarios, en particular de los quintiles más pobres. Falta convicción de que el crecimiento genera bienestar en las familias de menores ingresos.
Por supuesto que no es lo único, que hay más políticas, pero el crecimiento llega al corazón del bienestar de las familias. Veo falta de convicción en ese efecto y lo veo poco priorizado.
- La inflación sorprendió al alza el viernes. ¿Se cae la tesis de la transitoriedad?
- El alto registro de febrero es algo bastante generalizado, no es sólo un aumento de unos pocos productos. El Banco Central debe estar muy atento, ya que tiene muy poco espacio de decisión. Además, requiere mirar con atención las discrepancias entre lo que se ve hoy en la realidad y en lo que se proyectaba en los modelos.
Negocios y política: "Debe haber un gran acuerdo nacional"
- ¿Cómo evalúa el primer año del gobierno?
- Veo una tensión interna en el oficialismo entre una cultura de gobernar basada en la búsqueda de los consensos, con una mirada nueva, en que el gobierno tiene una agenda muy condensada de cambios estructurales muy potentes en la institucionalidad. Esta agenda avanza sobre otras prioridades y eso desordena el trabajo interno del gobierno.
Al final del primer año terminó con una sensación de éxito validada por la aprobación de una serie de reformas, más que nada por la vía de ordenar la casa y lograr los votos, más que por lograr un acuerdo con convencimiento total de todas sus partes.
Además, no tengo claro que se haya votado más por el programa que por la imagen de seriedad de la presidenta Bachelet.
- ¿Cómo ha visto a la oposición?
- Muy débil. La oposición partió, como era de esperarse, con la debilidad propia de un mal resultado político. Luego el entorno ha hecho más compleja su salida del gobierno.
Dicho eso, dadas las mayorías en el Congreso, el rol de la oposición es más débil, sobre todo en la primera parte. Eso debiera empezar a cambiar en la medida que vienen períodos más propositivos, más cercanos a los períodos eleccionarios. Yo espero, por Chile, que se fortalezca la oposición, ya que es importante que defienda sus ideas de libertad, competencia y mérito personal.
- La presidenta convocó a una comisión de expertos para regular la relación entre negocios y política. ¿Qué mecanismos harían más transparente la política?
- Me parece valioso que se converse y estudie el tema sin dilatarlo. Hay que buscar un equilibrio que logre poner los elementos de riesgo sobre la mesa, es una oportunidad para hacerlo bien. Pero tampoco hay que dilatarlo.
Hay que entender que lo que se necesita es un gran acuerdo nacional, que debe encantar a la población. Esos elementos deberán estar presentes en la discusión.
"A la reforma laboral le faltan estudios sobre su impacto macro"
- ¿Cómo ha visto el debate que se retomó la semana pasada por la reforma laboral?
- La ministra Blanco reconoce que los efectos positivos sobre productividad no están en la reforma, y habla de varios pilares y de otros elementos que podrían tener efectos positivos.
En ese contexto, la reforma no ayuda a la productividad y aumentará la conflictividad al interior de las empresas. Eso está lejos de favorecer la productividad y competitividad del país.
El proyecto, además, fuerza la sindicalización y condiciona los pactos de negociación armoniosa entre los trabajadores y el empleador.
- ¿Qué debería contener el proyecto para enfocarse en la productividad?
- Uno debe esperar del mercado laboral que traspase a empleo o remuneraciones los aumentos de productividad. Quizá en el corto plazo se logren traspasos de productividad a los trabajadores, pero como eso no es financiable permanentemente, al final eso genera menos empleo o se traspasa a los consumidores.
Hay que financiar los incrementos de remuneraciones con productividad. Si no, pierdes tu opción de competir en los mercados internacionales. Entonces, es ahí donde la conflictividad podría tener efectos sobre la productividad. Hay que buscar equilibrios por ese lado, ese punto es crítico.
Hay que tener ojo que por querer un resultado favorable para los trabajadores, terminemos haciendo exactamente lo contrario.
- Durante la reforma tributaria, se acusó que faltaban estudios técnicos. ¿Ve lo mismo en la reforma laboral?
- Yo aún me pregunto dónde están los estudios que dicen que habrá un aumento de productividad y no un incremento en la conflictividad. Lo que yo creo es que faltan estudios económicos sobre su impacto macro. Es una reforma hecha desde una mirada muy laboral-legal y hay que tener mucho cuidado en tener equilibrado los distintos factores macro que se relacionan en esta ecuación, como la productividad, las remuneraciones y el empleo.
Se pueden incrementar las remuneraciones, pero bajo el costo de tener menos trabajo. Llevar todos los salarios al promedio sin premiar el esfuerzo lleva a la productividad a converger al promedio.