Desde hace tiempo que China tiene colgado el cartel de bienvenidos para sus expatriados más prominentes que regresan a contribuir con el desarrollo del país. Muchos se han entusiasmado con la posibilidad de volver a sus raíces para aprovechar las oportunidades creadas por el dinámico crecimiento económico.
Pero esta historia tiene una contraparte, la cual no debiera ser tomada a la ligera por el gobierno. Muchos de los que más se han beneficiado de la modernización de China preferirían ir a otro lugar para disfrutar una vida financiera segura y perseguir mayores oportunidades para ellos y sus familias. Y sin duda esto incluye a exitosos repatriados.
Los datos surgen de una encuesta a cerca de 1.000 ricos publicada en conjunto por el Banco de China y el Reporte Hurun, que publica la lista anual de los más ricos del país. Casi la mitad dijo que planeaban emigrar, con 14% ya habiendo hecho arreglos para moverse al exterior o postulando para hacerlo. Algunas de las razones son preocupantes.
Aparte de una mayor calidad de educación para sus hijos, mejor sistema de salud y esperanzas de vida después de jubilarse, estas incluyen preocupaciones respecto a la seguridad de sus activos en China, zonas grises en el marco legal del país, un mal clima de inversión, contaminación y disconformidad por el resentimiento social alimentado por una creciente brecha de riqueza.