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La crisis hondureña sacó a la luz los problemas estructurales de Centroamérica

El Triángulo Norte, conformado por Honduras, Guatemala y El Salvador, es la mayor fuente de inmigración ilegal a EEUU y es un punto de tránsito para la cocaína contrabandeada desde América del Sur.

Por: J. Webber/J. Rathbone, Financial Times | Publicado: Lunes 4 de diciembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Ciudad de México

Hace cinco meses, en una demostración rara de fraternidad interamericana, el vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence dijo a una cumbre de líderes de Centroamérica en Miami: “su éxito es nuestro éxito”. Esas palabras se han vuelto amargas desde entonces, ya que parte de la región se ha sumido en el caos.

La semana pasada, Honduras, el país que inspiró la frase “república bananera”, se vio convulsionada por una elección disputada y por acusaciones de fraude electoral.

En la vecina Guatemala, el comediante convertido en político Jimmy Morales ha tratado de sacar a una agencia anticorrupción respaldada por EEUU cuyas investigaciones han ayudado a encarcelar a un exjefe de Estado. Mientras tanto, El Salvador ha estado sufriendo con las tasas de homicidio más altas del mundo, a pesar de los intentos “de mano de hierro” de las autoridades para aplastar a las pandillas callejeras.

Estos tres países, que constituyen el llamado Triángulo Norte de Centroamérica, son todos pequeños y pobres. Pero son estratégicamente importantes, ya que son la principal fuente de inmigración ilegal a EEUU –un gran tema para el presidente Donald Trump- como también un punto de tránsito importante para la cocaína contrabandeada desde América del Sur.

Trump ha tratado de recortar la ayuda estadounidense anual de US$ 750 millones a estos tres países, pero el Congreso ha bloqueado la idea. “Desde la perspectiva de la administración de EEUU y de los conservadores, hemos vertido miles de millones en gobiernos (de la región) en los últimos diez a 20 años para construir sus economías y políticas, y ¿qué nos trajo eso? Una crisis migratoria en EEUU”, dijo Mike Allison, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Scranton y experto en Centroamérica.

Fuente de migración

El Triángulo Norte fue el origen de casi 200 mil migrantes aprehendidos en la frontera en el año a octubre de 2016. “Si fuese sólo cocaína… nunca habría habido un paquete de ayuda de US$ 700 millones”, dijo Adam Isaacson, del think-tank Washington Office on Latin America.

Los flujos de personas pueden aumentar rápidamente. Hace tres años, 10 mil niños sin acompañante de los tres países eran recogidos cada mes en la frontera estadounidense, en lo que se transformó en una gran crisis humanitaria. El último drama en Honduras, donde las fuerzas de seguridad han tirado gases lacrimógenos en los manifestantes, puede producir la misma crisis migratoria que EEUU quiere evitar.

El presidente Juan Orlando Hernández, quien ha trabajado de cerca con John Kelly, el exsecretario de Seguridad Nacional de Trump y ahora jefe de gabinete de la Casa Blanca, advirtió en junio que “una Centroamérica convulsionada, que enfrenta una falta de oportunidades y violencia, es un riesgo tremendo para EEUU”.

La semana pasada, después de un atraso misterioso en el conteo de votos en las elecciones presidenciales, los enemigos de Hernández lo acusaron de recurrir al fraude para robar un segundo período en el cargo, aunque las autoridades electorales insisten en que no ha habido intromisión en el proceso.

Ahora el oponente de Hernández, el expresentador de un show de televisión Salvador Nasralla, no muestra señales de retroceder, prometiendo convocar a protestas masivas en contra del resultado electoral. Es probable que las fuerzas de seguridad hondureñas –que recibieron US$ 17,3 millones este año de EEUU- jueguen un rol crucial.

Mientras tanto, por la lentitud de la administración de Trump en llenar los puestos diplomáticos, EEUU no tiene embajador en Tegucigalpa o Secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, el principal diplomático estadounidense para la región.

Marcas históricas

La región todavía tiene marcas de las intervenciones pasadas de EEUU. En los años de Reagan, la Casa Blanca se vio envuelta en una batalla para evitar la influencia soviética en Centroamérica y el hemisferio occidental en su totalidad. Honduras sirvió como un punto de parada de los rebeldes -respaldados por EEUU- en contra del gobierno de izquierda de Nicaragua, mientras que la administración Reagan también apoyó a los conservadores en las guerras civiles propias en El Salvador y Guatemala.

Pero los problemas de Centroamérica no empezaron o terminaron con Washington. “Si EEUU es parcialmente responsable, una parte igual o mayor de la culpa la tienen las élites económicas y políticas (locales) que no tienen interés alguno en desarrollar sistemas políticos y económicos democráticos”, dijo Allison.

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