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El dilema estratégico que enfrenta la Concertación

Pese a que aparece extemporánea, la discusión sobre las dos listas de concejales esconde las distintas posturas para enfrentar los desafíos que le presenta el actual escenario de cara al futuro.

Por: Por Blanca Arthur
 | Publicado: Viernes 24 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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En momentos en que el principal problema político que inquieta a la Concertación es la falta de sintonía con las manifestaciones sociales, sus principales líderes decidieron realizar un encuentro para reflexionar acerca de la situación del bloque en el actual escenario.

Con ese fin, llegaron el martes en la noche hasta el Congreso cerca de 60 dirigentes, quienes participaron de una cita donde, de acuerdo a lo que indican muchos de quienes asistieron, lo único trascendente fue que quedó instalada la posibilidad de abrirse a participar con dos listas de concejales en las elecciones municipales.

Consciente, quizás, de que aparecer discutiendo ese tema en las actuales circunstancias podía resultar extemporáneo, el presidente de la DC, Ignacio Walker, desestimó que la reunión se hubiera centrado en tratar materias electorales, precisando que la razón del encuentro era abordar los desafíos que enfrentan como pacto de centro izquierda, que aparece desconectado de las demandas ciudadanas.

Pero fue precisamente en ese contexto, en el que emergió con fuerza el debate que terminó por desdramatizar la opción de presentar dos listas de concejales en los comicios del próximo año.

Es que el panorama hacía imposible que el tema principal fuera otro. No sólo porque estaba latente, sino porque si la idea era analizar cómo están frente al momento político, la decisión respecto a la polémica de las dos listas, está directamente relacionada con la estrategia que requieren definir.

Teniendo en cuenta que los radicales habían acordado el fin de semana ir en dos listas, la mirada más complaciente es que la actitud de los demás de abrirse a esa opción, podría poner fin a la amenaza de romper la unidad, pero muchos apuntan a que, por el contrario, ello marcará sólo el inicio de una etapa de máximas tensiones, si se considera que detrás del tema de las listas se esconden los desacuerdos más profundos acerca de lo que debe hacer la Concertación.

Cambio de postura

La traumática experiencia del año 2008 había impulsado a que -con excepción de los radicales- los demás partidos acordaran, a comienzos de este año, no repetirla de ninguna manera para las próximas elecciones. En el balance que hicieron para adoptar esa determinación, se consideró, entre otras cosas, que los resultados electorales no fueron lo suficientemente buenos como para contrarrestar los costos que pagaron por ir en listas separadas.

Tal fue el grado en que se encendieron los ánimos, que todos los principales líderes –incluida la propia presidenta Michelle Bachelet- intentaron impedir la idea de las dos listas, al partir del supuesto que ése podía ser el comienzo del fin de la Concertación.

No con ese dramatismo, existe en todo caso, coincidencia en que la pugna que se produjo afectó tan seriamente las relaciones internas, que algunos no desestiman que pudo ser un factor que incidió en la derrota presidencial del año siguiente.

Como ahora tenían claro que no podían exponer la unidad -que reconocen como su principal capital- la decisión de ir en una sola lista fue incluso compartida por el PPD, partido que en 2008 fue el impulsor de la polémica tesis de ir separados con la idea de maximizar el resultado electoral.

Era tan categórica la determinación, que los radicales, liderados por el senador José Antonio Gómez, no habían logrado persuadir a sus pares de repetir la experiencia de hace tres años -cuando fue el partido más beneficiado por conseguir más cupos que los que les corresponden de acuerdo a lo que representan- hasta que distintas circunstancias fueron modificando la posición inicial del resto de los partidos.

El primer atisbo de cambio surgió del propio Pepe Auth, autor de la tesis de 2008, la que luego de socializar al interior del PPD, comenzó a encontrar eco en algunos socialistas e incluso, en los últimos días, también entre destacados dirigentes de la DC, como el senador Andrés Zaldívar, quien planteó que debía desdramatizarse.

En este cuadro, la presión de los radicales con el acuerdo de su consejo del fin de semana de ir en dos listas, los demás partidos quedaron conminados a no eludir el tema, tal como lo acordaron sus presidentes en la reunión del lunes.

Es por eso que en el encuentro en el Congreso, el tema era ineludible, donde para muchos era indispensable impedir que dicho partido emprendiera un camino propio, aliándose con otros partidos, como el PRO, o con la lista del PC y el MAS.

Pero más que el temor a un quiebre por la amenaza de los radicales, al partir de la base que seguirían reconociendo domicilio en la Concertación, los argumentos que comenzaron a hacer fuerza para abrirse a dos listas, están más bien relacionados con la posibilidad de encarar mejor el tema de las demandas sociales, no sólo al permitir, sino al dar indicios de que están buscando que exista más participación.

En esa línea, algunos dirigentes concertacionistas, apuntan que ello coincide, al menos en parte, con la idea que sostienen de que una de las formas de encauzar las movilizaciones, es con reformas políticas que permitan primarias, modifiquen el sistema binominal o se establezcan plebiscitos para dirimir asuntos de interés ciudadano.

¿Quién con quién?

Como destacan algunos, la posibilidad de abrirse a dos listas puede ser un factor que además de darle aire al sistema, impide que quienes quieren participar emigren lo que apunta a consolidar la unidad de la Concertación.

Pero el gran problema que asoma, surge de la soterrada disputa que -incluso antes de que se adopte la decisión- se está dando en la dirigencia en torno a quiénes deberían participar en cada pacto, pugna que esconde, justamente, las diferentes estrategias para encarar el futuro.

En el actual escenario, la primera duda es si el PPD, que en 2008 fue en lista común con los radicales, está en disposición de repetir ese pacto.

Todo indica que no es así. En esta oportunidad, el propósito del partido que lidera Carolina Tohá, es participar con el PS, en la idea de que lo importante es construir una fuerza de izquierda más potente que, por una parte, trate de dar respuesta a las demandas sociales, como asimismo fortalecerse de cara a los desafíos electorales futuros.

Con esos mismos fundamentos, la idea encuentra acogida en algunos socialistas, que coinciden en la necesidad de una alianza que dé impulso a las transformaciones que consideran que el país les reclama, lo que confirmaría el hecho de que las protestas se identifican con ideas de izquierda.

Entre los argumentos de quienes están por unirse al PPD, también aparece que en una alianza con la DC, ellos quedan minimizados, sobre todo considerando que el escenario es distinto al del 2008 cuando no enfrentaban la competencia por los mismos espacios que tendrán ahora con el PRO, el MAS o quienes emigraron al Juntos Podemos con Jorge Arrate.

Pero aquellos que están por rescatar el bloque de izquierda, son los menos. La postura general en el PS es que no pueden romper el pacto con la DC, aislándola en el centro, porque con ello se afectaría la esencia de la Concertación como alianza de centroizquierda. Esa lógica, en lo más concreto, también responde a que el eje PS-DC es funcional a la candidatura presidencial de Bachelet.

En medio de estas diferencias entre sus aliados, en la DC tampoco existe una sola posición respecto a con qué partido prefieren pactar. Por una parte, para algunos no ir con los socialistas es una buena oportunidad porque eso les da más espacio para recuperar su electorado de centro que creen haber perdido por la izquierdización. Pero esa tesis, que tienta a algunos de los dirigentes más moderados -que no desestiman ir con los radicales- no es compartida por aquellos que se inclinan por mantener la alianza con el PS, básicamente porque su apuesta está centrada en el regreso de Bachelet.

Con esta discusión que recién aflora, lo único que parece claro es que lo que ocurra con las dos listas de concejales, excede a un debate meramente electoral, porque encierra una definición estratégica que está pendiente en la Concertación.

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