Por Ángela Chávez M.
Que la presidenta electa Michelle Bachelet mostró un mayor nivel de “empoderamiento y autonomía” al instalar a parte de su círculo más cercano en el gabinete y por si fuera poco en dos ministerios clave -Rodrigo Peñailillo, en Interior y Alberto Arenas, en Hacienda- a diferencia de lo que hizo en 2005, es una cuestión en que coinciden políticos y analistas.
Pero esa misma suerte de independencia con que actuó la mandataria, al designar también a figuras que no habían sido promovidas por los partidos, como es el caso de la futura titular de la Segpres y actual senadora Ximena Rincón (DC), instalan la interrogante respecto del rol e importancia que jugarán las colectividades durante los próximos años y si la desventaja en que parecieran haber quedado tendrá una fecha límite.
En lo inmediato los analistas políticos Eugenio Guzmán, decano de la UDD, y Cristóbal Bellolio, académico de la UAI y actualmente en Londres, concuerdan en señalar que la mandataria es quien cuenta con la popularidad, por lo que a las colectividades no les queda otro camino que alinearse tras la figura de la jefa de Estado. “El punto es que no basta con eso, hay áreas que necesitan bastante fortaleza, porque si bien hay un Congreso mayoritario y pueden hacer las reformas que están en el programa, eso no significa que haya acuerdo total en mucha de las materias, por lo pronto al interior de la Democracia Cristiana, es donde parecen haber diferencias”, dice Guzmán , destacando en ese sentido la declaración de la senadora Rincón a favor de los consensos tanto dentro de la misma coalición como con la futura oposición.
En ese sentido, Bellolio subraya que si bien “los partidos siguen siendo relevantes y mantienen una representatividad importante en el gabinete”, es un hecho que el margen de negociación que tuvieron las colectividades fue menor. Lo que es razonable -agrega- cuando “es la presidenta de la República la que tienen una alta aprobación. Cuando la presidenta tiene altos niveles de aprobación el espacio para jugar al discolaje es reducido”.
Personalismos y presidenciales
En este cuadro, donde la mandataria no tendría complejos en mostrar su autonomía instalando a su más cercano colaborador como jefe de gabinete, es que los analistas también coinciden en advertir algunas similitudes con lo que fue la relación entre el actual presidente Sebastián Piñera y su entonces ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, acusando con ello la posibilidad de que la futura presidenta incurra en algunos “personalismos”, tan criticados por la actual oposición.
“Cuánta capacidad van a tener estos equipos para procesar problemas o nudos de tensión, o hasta qué punto van recaer en la consulta del Ejecutivo. Ella optó por jugarse por un eje de lealtad, más que por un eje político, ahora eso puede ser bueno, pero el haber tenido puentes directos con ministros más políticos puede evitar que muchas situaciones se alteren o se sobrevengan, en ese sentido estaría haciendo lo mismo que Piñera”, dice Guzmán.
Una similitud que para Bellolio tiene una salvedad, dado que “el empoderamiento de Peñailillo respecto de Bachelet es mayor. Cuando Peñaillilo llame a un ministro, éste sabrá que está hablando por Bachelet. No estoy tan seguro que los ministros que hayan recibido un telefonazo de Hinzpeter hayan creído que estaban hablando con Sebastián Piñera”, dice el cientista político.
Además advierte que el futuro jefe de gabinete será más “plenipotenciario, porque Bachelet quiere un primer ministro a cargo de comandar la orquesta, para que ella como jefa de Estado pueda estar por sobre el bien y el mal y no tener que estar todos los días en la ‘patada y el combo’”.
¿Gabinete de presidenciables?
Es en este mismo contexto que mientras Guzmán considera que es “muy prematuro” buscar a eventuales presidenciables en el gabinete de Bachelet, Bellolio no la considera una mala idea, toda vez que ese habría sido “el error” que cometió la mandataria en su pasada administración, al no dar una señal clara respecto de quién podría continuar su obra. “Que de tu propio gabinete salgan los posibles presidenciables para el ciclo siguiente, habla bien de la capacidad del presidente de formar equipos, orientar liderazgos y proyectar su obra”, sentencia Bellolio.