Con más dificultades de lo previsto, finalmente y después de casi tres meses de debate, la Cámara de Diputados se aprestaba a despachar anoche el proyecto del gobierno que cambia el binominal, sin que hubiera sorpresa en el rechazo de la UDI, que se amparó en el costo que el aumento de parlamentarios significará para el Estado, mientras que la Nueva Mayoría, más Amplitud e independientes, lo aprobaban insistiendo en que que la iniciativa incorpora mayor proporcionalidad e igualdad en el voto y el término del empate que provoca el actual sistema electoral.
Aún cuando hasta avanzada la jornada en el oficialismo persistieron las diferencias entre el Partido Socialista y la Democracia Cristiana en torno al mecanismo de subpactos, la intervención directa del titular de Interior, Rodrigo Peñailillo, y su equipo de ministros, logró persuadir a los incumbentes de votar unidos para dar una potente señal política en un proyecto que es considerado histórico por la coalición gobernante.
Fue así como al final, los socialistas, partidarios de mantener el mecanismo de los subpactos, se allanaron a aceptar la indicación del gobierno que eliminó el polémico instrumento del proyecto original tras la presión ejercida por la DC en la Comisión de Constitución.
Problema político en la NM
Este miércoles, el titular de Interior se trasladó temprano a la sede del Congreso en Valparaíso, acompañado de su ejército de ministros e intervino directamente en las negociaciones de una jornada intensa. De este modo, Peñailillo finalmente se anotó el triunfo que se esperaba, porque además de lograr que la iniciativa pase a segundo trámite al Senado, también consiguió que se superara las diferencias entre la DC y el PS que amenazaban con enturbiar el éxito de la aprobación del fin del binominal.
Aunque el propio jefe de gabinete intentó bajarle el perfil a una situación que se viene arrastrando desde el inicio de la tramitación, el lío de los subpactos representa un problema político al interior de la Nueva Mayoría que incluso podría incidir en su futuro.
De hecho la postura de la tienda encabezada por el senador Ignacio Walker de rechazar la fórmula de subpactos obedece al temor de que la instauración del sistema de subpactos podría terminar aislando al partido en una coalición dominada por la izquierda.
El diagnóstico, que han realizado incluso expertos electorales de la DC, es tan negativo respecto del efecto de este mecanismo para la colectividad, que sus dirigentes presionaron a La Moneda para eliminarlo del proyecto original.
Una presión que tuvo efectos, porque en un escenario de disidencia de la DC, el Ejecutivo optó por mandar una indicación que eliminaba la fórmula, la que fue aprobada en la comisión por la Democracia Cristiana junto con la derecha.
Desde ese momento comenzó un distanciamiento dentro del llamado eje histórico de la Concertación, donde el PS decidió resistirse hasta el final a acceder a la posición de la DC, argumentando que era un “gallito político”, porque el gobierno habría cedido a una “pataleta” de sus socios falangistas - como también lo hizo en la reforma tributaria- y que los socialistas han tenido que “agachar la cabeza”.
Derecha dividida
La derecha, por su parte, no pudo dar esa señal de unidad. La UDI no logró embarcar a sus socios de RN en el rechazo a la idea de legislar. El jefe de bancada de este último partido, Nicolás Monckeberg, también intentó desdramatizar el tema, pero fue enfático en dejar clara la diferencia entre la actitud de ambos. Recordó que RN desde hace cinco años ha estado en posición de sumarse para cambiar el binominal, a diferencia de la UDI que, como “la historia lo ha ratificado, siempre ha sido más cauta” en lo relativo a cambiar el sistema electoral, según afirmó marcando la dieferncia con sus aliados.
En todo caso, RN sólo aprobó la idea de legislar, ya que no está de acuerdo con el proyecto de gobierno en lo concreto, pues según advirtió Monckeberg, así como querían corregir del sistema binominal “la distribución de los distritos que se hizo en dictadura, en conveniencia de los que estaban gobernando en ese momento”, no pueden aceptar una fórmula que “está haciendo exactamente lo mismo con un mapeo electoral en conveniencia de la izquierda”.
Desde la UDI, en tanto, mantuvieron el discurso en el que se han amparado para rechazar el cambio al binominal, como es que el país no necesita más parlamentarios y que no están dispuestos al mayor costo para el Estado que eso significa.