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REGÍSTRATE AQUÍLuego del acuerdo tributario, tomó fuerza la idea de que la propuesta educacional de Bachelet también podría seguir el camino de buscar un consenso transversal.
Por: Valentina Fuentes J.
Publicado: Lunes 14 de julio de 2014 a las 05:00 hrs.
Todo apunta a que habrá cambios importantes en el proyecto educacional del gobierno. En qué puntos y hasta dónde llegarán esas modificaciones, es aún incierto. El ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, se muestra dispuesto a discutir lo que en un principio parecía intocable: nuevas definiciones, plazos y mecanismos para terminar con el lucro, la selección y el copago.
Y es que desde que el titular de Educación anunció, hace dos semanas, la entrada a una segunda fase de mayor discusión y negociación en la reforma que lidera, la idea de repensar lo establecido en el proyecto que envió al Congreso, se ha instalado cada vez más en su discurso.
“Una reforma educacional como ésta tiene que tener un gran grado de apoyo. Debemos tener consensos importantes”, expresó, insinuando que el camino de un acuerdo transversal, como el que se vivió la semana pasada en la Cámara Alta por la reforma tributaria, podría ser también la opción en el caso de educación.
El corazón
A pesar de su apertura a cambiar el proyecto de ley, en la última semana Eyzaguirre ha defendido la medida con más fuerza que nunca, obedeciendo al llamado de Bachelet a sus ministros a resguardar sus reformas estructurales.
Así, ha sido enfático en señalar que el corazón de la iniciativa -terminar con el lucro, la selección y el copago- no está en cuestión, aunque algunos apuntan a que es lo mismo que afirma el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, sobre la reforma tributaria, aun cuando hubo cambios sustantivos respecto al proyecto original.
Podría ser esta segunda fase de la reforma, la oportunidad de los detractores del proyecto. La polémica compra de colegios como mecanismo de indemnización a los sostenedores de colegios particulares subvencionados para que estos se transformen en fundaciones sin fines de lucro, ha sido uno de los puntos más criticados, debido a la cantidad de recursos que esta medida significaría para el Estado.
Además, otras preocupaciones se han levantado en torno a los tiempos establecidos para acabar con el copago, ya que con diez años para ello -como dice el proyecto-, los recursos del fisco no alcanzan para cubrir todo el financiamiento que hoy aportan los padres. Ante este punto, el ministro ya ha dado luces de la intervención que podría sufrir el texto original: “vamos a reemplazar el copago, hasta el más alto, aunque nos demoremos más”.
Cambio de estrategia
La constante baja del respaldo ciudadano a la reforma, reflejada en las encuestas, sumada a la amplia resistencia que ha encontrado Eyzaguirre en el despliegue de su agenda, sentaron un adverso escenario para La Moneda, empujándola a rearticular su estrategia política.
La primera señal de ello fue el cambio en el equipo asesor del Mineduc: la entrada de Harold Correa y Andrés Palma anunciaron que caducaba el diseño original de Eyzaguirre, de priorizar a ex dirigentes estudiantiles o personeros de Ecuación 2020 en su cartera. Ahora el protagonismo lo asumen personalidades reconocidas por su trayectoria política, que asegurarían la comunicación con los partidos, necesidad puesta de relieve por los constantes cuestionamientos surgidos desde la propia coalición gobernante, como el senador Ignacio Walker (DC).
El cambio estratégico se puede interpretar a la luz de las declaraciones del propio Eyzaguirre, que afirmó que el movimiento estudiantil está “muy lejos de entender la complejidad de las soluciones. Por tanto, tienden a buscar atajos simplistas que, las más de las veces, están basados en construcciones intelectuales del pasado, el sueño anarquista. Pero ha corrido mucha agua debajo del puente, y los sueños anarquistas terminaron como terminaron, y los sueños estatistas terminaron como terminaron”.
Pese al esfuerzo del ministro por acercarse, inicialmente, al mundo estudiantil, hoy afirma tajantemente que “yo no voy a hacer una política educacional, ni la Presidenta me lo ha pedido, al gusto de la calle”.
La política educacional no sería, entonces, al gusto de la calle, pero mayores certezas de cómo se configurarán, finalmente, los proyectos de la reforma de Eyzaguirre, está por verse en la intensa discusión que se prevé en los próximos días.