Gernaro Arriagada fue ministro de la Segpres -durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle- por tres años y luego embajador en EE.UU por otros dos. El abogado que hoy incursiona en la novela, es conocedor del aparato estatal y democratacristiano desde hace casi 50 años. En conversación con DF aborda la crisis que afecta a la clase política la que, a su juicio, no sólo se debe enfrentar con "más urgencia y fuerza", sino que con "más liderazgo".
En ese cuadro destaca el giro que está tomando la agenda del gobierno.
-La forma en que el gobierno y la Presidenta han enfrentado la crisis política ¿ha sido suficiente?
-En un inicio ella estuvo marcada por aquello de "too little, too late". La reacción frente a Caval fue tardía; la Comisión Engel significó perder 50 días muy valiosos; el cambio de Gabinete, que era reclamado por todos se demoró excesivamente; hubo una cierta parálisis en la que muchos vieron una crisis de liderazgo. La agenda de probidad ha empezado a tomar más volumen y velocidad. Sin embargo es necesario todavía más urgencia y fuerza, sobre todo porque nuevas revelaciones siguen sacudiendo y exasperando a la opinión pública.
-¿Qué significa más urgencia y fuerza?
-La agenda de probidad requiere de mucho liderazgo, porque la probidad no es una palabra bonita, sino que expresa una lucha de poder. Cuando uno establece normas de probidad a alguien lo está privando de poderes ilegítimos o fácticos. Esta agenda de probidad no puede ser un problema ubicado como recomendaciones de una comisión, esto es esencialmente un problema de liderazgo político porque hay que romper muchas cosas. Por ejemplo: las empresas van a poder financiar o no; el parlamentario elegido que rompa las normas va a ser privado o no de su cargo; los tesoreros de las campañas va a tener o no responsabilidades penales. La probidad no es una monedita de oro es una cosa muy dolorosa.
-Las nuevas revelaciones que han aparecido en la prensa y que involucran a personeros que eran del círculo de la mandataria ¿tensionan más al gobierno o al ambiente político en general?
-Como dice Burgos, aquí hay una crisis de las tres elites que son más esenciales para el desarrollo del país. Hay una crisis de la valoración de las grandes empresas y de los políticos que es brutal. Por otro lado está el tema del financiamiento de la política, que curiosamente en el grueso no hay corrupción si se entiende como enriquecimiento personal, es plata para el financiamiento de las campañas, imprudente, ilegal, incorrecto, en fin. Creo que de esa crisis no se sale fácil. Lo que sí puede hacer la Presidenta, si encabeza esto, es que en cuatro a cinco meses diga este país tiene una estructura legal que es de otra naturaleza a la que nunca tuvimos y mucho mejor, eso le haría recuperar confianza.
-Muchas de las iniciativas deben pasar por el Parlamento que es uno de los sectores incumbentes de esta crisis.
-Por eso digo que el liderazgo debe ser de la Presidenta y de sus ministros políticos. Si no hay ese liderazgo fuerte, la agenda de probidad va a resultar castrada, como la castraron, particularmente, los partidos de derecha en la reforma del financiamiento de la política en 2003. Ahí particularmente la UDI estableció disposiciones que hicieron que la ley fuera letra muerta. Si se legisla en serio sobre la probidad hay muchos que van a perder poder: los empresarios; los partidos de derecha y los incumbentes de todos los colores.
-De escalar esta crisis a la figura de la Presidenta ¿cómo se enfrenta?
-Creo firmemente que ella no sabía de la estructura de financiamiento que crearon otros en su nombre. Por tanto esto no le va a llegar.
-¿Cómo interpreta los dichos del ex presidente Lagos quien plantró que Peñaililo era "un hombre probo"
-Bueno, es la apreciación que él hace y es probable.
Prioridades y rectificaciones
-El viernes la Presidenta fijó prioridades en la agenda del gobierno ¿qué le pareció?
-Va en el sentido correcto. La Presidenta asume que las reformas tienen costos políticos y económicos y, por tanto, no todas podrán ser llevadas adelante. Reconoce que los recursos fiscales se han limitado, que la inversión privada está por debajo de lo esperado y que hay que fijar prioridades. Ese es un discurso serio y realista. Da racionalidad al debate de las reformas. Además, hace un reconocimiento muy importante, que en la implementación de las reformas ha habido un déficit de gestión y que la administración estatal no estaba preparada para procesar tantos cambios estructurales simultáneamente. Éste es un buen discurso.
-¿Ve una rectificación?
-Sí. Hay que entender las señales, lo que han señalado sus ministros Burgos y Valdés es la visión que ella comparte.
-Por otro lado las reformas se mantienen en pie...
-El país no está contra las reformas; está contra las reformas mal hechas. Por ejemplo, el país no quiere terminar con la reforma tributaria si ello significa rebajar los impuestos; lo que quiere es que esa reforma funcione. Lo que se le puede pedir al gobierno son rectificaciones pero no una claudicación y menos una rendición. Los que piensan la política a partir de victorias o derrotas totales no entienden de política. La rectificación también consiste en que al fijar las prioridades habrá algunas reformas que tendrán que esperar y otras que simplemente no se podrán hacer bajo su gobierno.
-¿Se debería dejar para un próximo gobierno la reforma constitucional?
-Creo que reformas constitucionales pueden haber.
-¿Y una nueva constitución?
-Lo que no puede haber es una Asamblea Constituyente, porque impulsar una AC en este cuadro económico y de respaldo político muy bajo, sería simplemente suicida.
-¿Entonces fracasó el plan reformista del gobierno?
-No. Pero sí tengo claro que si no se establecen prioridades y no se asumen las restricciones que plantea la realidad económica nacional, regional y mundial esto va a ser un fracaso.
-En los últimos días hemos visto que el debate sobre temas valóricos vuelven a tensionar a la Nueva Mayoría ¿cómo ve ese escenario?
-Me temo que hay un sector dentro de la NM que está haciendo un cálculo equivocado y peligroso que consiste en decir 'acotemos la agenda económica y aceleremos al máximo la agenda valórica'. Es un argumento absurdo. Frente a estas reformas tengo una posición más abierta que mi partido, pero ello no es razón para desconocer que esas medidas dividen profundamente a las sociedades, fortalecen a los grupos conservadores, enajenan a vastos sectores religiosos (católicos y evangélicos), tienen impacto en la adhesión de sectores medios y en la Nueva Mayoría. Hechas en tropel pueden tener costos políticos mucho más altos que una crisis económica. Hay que tener cuidado con estos atletas de la agenda valórica.
"La DC ha jugado bien en este tiempo"
-¿Qué rol debe jugar la DC en el giro del gobierno?
-Si sólo fuera la DC el problema sería menor. Conozco en detalle al personal político superior de este país y hay una preocupación transversal y que comprende a las personas que más respeto en los partidos de gobierno: socialistas, pepedés, radicales, comunistas. En materia económica no actuar oportunamente hace que todo sea más difícil y costoso. Si no lo hacemos ahora, en 2015 tendremos que aplicar medidas mucho más costosas y graves, 2016 va a ser un año electoral y el 2017 es la elección presidencial.
-La DC del día uno planteó el matiz de las reformas, ¿debe seguir en esa línea? Porque el liderazgo de Pizarro es distinto al de Walker...
-La DC en este tiempo ha jugado bien, porque en todos sus reclamos ha tenido razón, pidió matices, gradualidad, prioridades y agenda valórica que no divida el país en bandos irreconciliables y lo ha hecho bien.
"Eyzaguirre es una persona de envergadura"
-¿Qué le parece Eyzaguirre en la Segpres?
-Es una persona de envergadura. Es inteligente; tiene experiencia de gobierno y nada menos que seis años como Ministro de Hacienda, una gran trayectoria en el FMI. Como Ministro de Hacienda fue muy bien evaluado, incluso por los empresarios y la oposición. Para contar toda la verdad, las encuestas lo evaluaron mal como Ministro de Educación. Pero yo me quedo con el lado lleno del vaso. Desde la Segpres va a ser una ayuda para el Ministro Valdés. Además, porque conoce bien el aparato del Estado, va a poder cumplir muy bien la función esencial de la Segpres que es la coordinación interministerial.
-¿Y cómo ve al nuevo comité político?
-Las comparaciones son siempre odiosas. Pero no cabe duda que el trío Burgos-Eyzaguirre-Valdés es mucho más potente que el que le antecedió. El que no quiera verlo está ciego. Si agrego a Díaz, los elementos para un buen equipo están. Lo importante es que al jugar respeten sus respectivas esferas de acción y no veo por qué no lo van a hacer.
-Se dice que Valdés no tendría un buen manejo en lo político, ¿puede ser ese un problema?
-De todos los ministros de Hacienda que duraron el período completo, salvo Foxley, ninguno tenía experiencia política. Que el ministro de Hacienda sea un tipo caracterizado abrumadoramente por una trayectoria económica no es un inconveniente, siempre que actúe coordinado con la instancia política. El inconveniente es si el ministro de Hacienda quisiera suplantar al equipo político y ahí cometería un error muy grave.