Política

Las reflexiones de Antonio Errázuriz sobre la crisis de vivienda tras el encuentro en La Chimba con Felipe Berríos

El presidente de la Cámara Chile de la Construcción (CChC) se refiere, a su vez, al rechazo que sufrió el megaproyecto inmobiliario de Fundamenta en Ñuñoa: “Es un mal precedente para las inversiones y no permite saber a las empresas a qué atenerse”.

Por: Rocio Montes | Publicado: Martes 12 de abril de 2022 a las 04:00 hrs.
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El presidente de la CChC viajó hasta Antofagasta para reunirse con el sacerdote Felipe Berríos en La Chimba. En esta zona se han levantado cuatro campamentos donde viven unas mil familias, la mayoría inmigrantes.
El presidente de la CChC viajó hasta Antofagasta para reunirse con el sacerdote Felipe Berríos en La Chimba. En esta zona se han levantado cuatro campamentos donde viven unas mil familias, la mayoría inmigrantes.

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El presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CCHc), Antonio Errázuriz, en varios de los momentos de esta entrevista asegura que la gremial ha transmitido el mismo mensaje a todas las autoridades del nuevo Ejecutivo con las que se han reunido desde el pasado 11 de marzo, cuando asumió el Presidente Gabriel Boric: “Queremos que al gobierno le vaya bien y estamos dispuestos a cooperar”, repite en esta conversación que se realiza en la sede de la asociación, en el edificio de la esquina de Apoquindo y Avenida Las Condes.

Lo han manifestado al ministro de Hacienda, Mario Marcel, y al de Economía, Nicolás Grau –la cámara se reunió con ellos en conjunto­– y a la titular de Trabajo, Jeannette Vega. A la espera de un encuentro con otros secretarios de Estado, como el ministro de Vivienda, Carlos Montes, Errázuriz confiesa no haberse sentido “para nada ofendido” porque a los empresarios no se les haya invitado a la ceremonia de cambio de mando y sobre los errores del primer mes de mandato –sobre todo respecto de “opiniones que no han sido felices”, como las llama él–, piensa que pueden atribuirse al período de instalación.

Para Errázuriz, las 80 mil familias viviendo en campamentos “solo aparecen como la punta del iceberg, porque la parte sumergida son las personas hacinadas, que no tienen las condiciones básicas en las casas donde viven”.
El dirigente habla de un déficit de unas 800.000 viviendas.

Pero el dirigente suena firme al referirse al rechazo que sufrió el megaproyecto inmobiliario de Fundamenta en Ñuñoa, luego de la decisión de la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región Metropolitana: “Nos parece preocupante lo que ocurre con el proyecto Eco Egaña. Es un mal precedente para las inversiones y no permite saber a las empresas a qué atenerse”.

Y detalla:

– En mayo de 2019 este proyecto fue aprobado por la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región Metropolitana. En marzo 2022, ante una reclamación, es decir tres años después, y cuando ya las obras tienen un tercio de avance, el SEA, (Servicio Evaluación Ambiental) emite un ICE (Informe Consolidado de Evaluación) recomienda la calificación favorable del proyecto, es decir, no acoge reclamación presentada. El 4 de abril de 2022 en sesión extraordinaria del Coeva (Comisión Evaluación Ambiental) presidida por la nueva delegada presidencial y nuevos Seremi, se decide rechazar la calificación ambiental del proyecto, aprobada en 2019. Que los integrantes de esta instancia hayan cambiado producto del nuevo gobierno no puede ser sinónimo de contradicciones, incertezas, arbitrariedades y daños económicos por los que luego nadie responde”.

Para Errázuriz, lo “más grave es que hay 1.300 trabajadores que están quedando sin su única fuente laboral, viendo considerablemente perjudicada su calidad de vida y la de sus familias”, dice el ingeniero civil, que la semana recién pasada –antes de la decisión sobre el megaproyecto de Ñuñoa– anunció la proyección de caída de 3% en las inversiones en el sector para 2022.

Es un asunto que le preocupa desde diferentes frentes, reflexiona Errázuriz, que habla con calma y sin apuros en esta conversación en su oficina, a la que llama graciosamente El Olimpo. De partida, porque el complejo panorama económico se produce justamente cuando Chile enfrenta una profunda crisis en materia de vivienda que, según sus datos, ha derivado en unas 80.000 familias viviendo en los 800 a 1000 campamentos que existen hoy en día Chile, sobre todo en las grandes urbes (la mayor cifra desde 1996). Es uno de los problemas que lo ha ocupado en su gestión –fue elegido presidente en agosto de 2020– y que lo ha llevado a empujar junto con Techo-Chile la plataforma Déficit cero, que busca llegar a un déficit habitacional cero en Chile antes que termine esta década y, así, garantizar que las familias tengan acceso a una vivienda adecuada.

“Hagamos casas”

En el marco de esa preocupación viajó la semana antepasada a Antofagasta para reunirse con el sacerdote Felipe Berríos en La Chimba, en el norte de la ciudad minera, en los alrededores del basural de la urbe. En esta zona se han levantado unos cuatro campamentos donde viven unas mil familias, la mayoría inmigrantes. En el campamento Luz Divina –donde tiene su casa el propio Berríos– habitan unas 260 familias: un tercio de origen colombiano, un tercio de origen peruano y un tercio de origen boliviano.

Berríos ha intentado con éxito cambiarle el rostro gracias a un proyecto que lidera con la Fundación Recrea y su directora ejecutiva, Alejandra Stevenson: los barrios transitorios. Las calles son de tierra, los WC son letrinas y el agua les llega por camión aljibe.

Pese a la precariedad, el barrio transitorio ha logrado darle dignidad a la gente: las calles tienen nombre, las casas número, existen jefatura que van rotando y los niños tienen acceso a bibliotecas y a las llamadas tardes protegidas, con actividades para que no se queden solos en casa cuando sus padres trabajan. Cuando las familias logran una vivienda formal, les dejan el espacio a nuevas generaciones de necesitados, lo que ha sucedido en seis ocasiones. En definitiva –como le explicó Berríos a Errázuriz­–, se les prepara para incorporarse a la sociedad.

Este enfoque ha hecho reflexionar al presidente de la CChC, que en su mentalidad de constructor llegó con un ímpetu: “Hagamos rápido casas y entreguémoslas”, comenta. “Esta mirada multidimensional no la había considerado”, asegura en referencia a la propuesta sobre campamentos que hecho realidad Berríos en el norte, donde –junto a un espacio donde vivir– se pone énfasis en los espacios ordenados, limpios, seguros y dignos para formar un hogar. Es un asunto complejo que no solo tiene relación con una vivienda, sino a la importancia para las personas de sentirse parte de una comunidad. Porque hoy en día, aunque se construyeran todas las viviendas sociales necesarias en Chile, probablemente algunas familias no estarían dispuestas a juntar dinero para una casa definitiva en un lugar que no conocen, donde se deba pagar luz, agua, gastos comunes y cumplir con un reglamento.

Fue esta mirada del problema –de mayor complejidad– lo que llevó al gobierno de Boric a convocar a Berríos para liderar un programa sobre campamentos desde el Ministerio de Vivienda, que se frustró por el veto de parte del gabinete a su nombre.

Para Errázuriz, las 80 mil familias viviendo en campamentos “solo aparecen como la punta del iceberg, porque la parte sumergida son las personas hacinadas, que no tienen las condiciones básicas en las casas donde viven”. El presidente de la CChC habla de un déficit de unas 800.000 viviendas. “Es la perfecta forma de pasarlo mal y que una buena parte de los chilenos lo esté pasando mal. No tengo ninguna duda de que los problemas de vivienda explican parte del malestar”.

Es en este punto cuando se cruza la coyuntura, las decisiones políticas y las dificultades. El presidente de la CChC enumera varios problemas –el aumento de los precios de los materiales y el encarecimiento del crédito, por ejemplo– y se refiere a la ley corta para financiar la Pensión Garantizada Universal que eliminó un crédito especial para constructoras y que, según Errázuriz, evitaba que se le cargue el IVA al comprador. “Vemos con mucha preocupación que unas 30.000 viviendas sociales corren el riesgo de no poder iniciarse. Porque, al final del día, si uno tiene un proyecto que hay que poner plata para sacarlo adelante, nadie va a querer tomarlo y es lo que les pasa a las empresas. Se podría pensar: que ganen menos las empresas. Pero se trata de su sobreviviencia”, asegura el ingeniero civil que al gobierno de Sebastián Piñera y al actual han planteado que el Estado considere un reajuste para contemplar el aumento de precio de materiales.

“Podemos trabajar en conjunto, el sector público y privado, pero alguien tiene que poner las reglas del partido, es decir, la paz social, la erradicación de la violencia, el cumplir con los deberes. Es lo tiene que hacer el gobierno. Nosotros como gremios tenemos que cooperar. Y tenemos que estar cerca de nuestra gente para dar soluciones, porque problemas hay”, dice Errázuriz, que se declara “preocupado” por el devenir de la Convención. “No está resolviendo lo que la ciudadanía quiere”, dice el líder gremial que ha impulsado los ciclos “Sentémonos a conversar” –que tiene de símbolo un piso de madera azul–, donde se escuchan sobre todo a los trabajadores y trabajadoras de las obras.

Cuenta que como CchC no fueron recibidos en ninguna de las comisiones, aunque lo intentaron. “Nos explicaron que hay un sorteo y no fuimos sorteados”, dice Errázuriz, que declara no querer echar leña al fuego, porque “eso ya pasó”. “Queremos estar en una actitud propositiva y hoy es muy importante que la ciudadanía se informe sobre qué se está aprobando y si eso calza con lo que realmente son los dolores del país”, señala el presidente de la gremial, que prefiere no revelar su decisión personal con respecto al plebiscito del 4 de septiembre.

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