El economista Guillermo Larraín publicó ayer una columna titulada “No reemplazo y bonos”, en la que hizo alusión a lo que, a su juicio, son dos problemas de la reforma laboral: la prohibición del reemplazo y la desregulación de los bonos.
“Respecto de la primera, la reforma contempla un salto discreto: de la posibilidad de reemplazo a su prohibición absoluta. En cuanto a la segunda, la reforma no se pronuncia”, señala en la columna, que fue publicada ayer en La Segunda.
Luego, Larraín -quien dejó la presidencia de BancoEstado luego de la polémica negociación con el sindicato de la entidad, que implicó un bono de monto equivalente a más de la mitad de las utilidades al primer semestre-, profundiza sobre el último punto, agregando que “hace que la búsqueda de intereses comunes de largo plazo sea menos probable. Es necesario regularlos como instrumento de negociación colectiva”, agrega, aludiendo a que sólo el 30% de los contratos indefinidos dura más de un año.