Cobquecura y sus tradiciones en el foco de un nuevo hub de emprendimiento
La fundación sin fines de lucro Por Ellos, levantó iniciativa para crear un polo de desarrollo en el Ñuble.
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Una de las críticas más comunes que se hace a la cultura chilena es la poca capacidad de rescatar oficios y tradiciones típicas de nuestro país. Aquellas que mueren junto con la última persona que recibió el conocimiento gracias a un familiar, pero que no se pudo traspasar a través de las generaciones.
Y posiblemente este sería el caso de María Alarcón, de 94 años, quien es la última heredera de una técnica de tejido originaria de la localidad de Cobquecura -en la provincia del Ñuble, a unas cinco horas de Santiago-, para lo cual usa unos cuarenta palillos o “bolillos”, y en el que se conjugan la destreza, prolijidad y paciencia de quien lo practica. Después de todo, un día de trabajo con esta técnica equivale a unos 30 cms de este tejido, similar al broderie.
“El tejido común lo puede hacer cualquier persona, pero esto es una tradición de la zona que, hasta el momento, muere conmigo. Es toda una historia que ya no va a existir”, comenta la señora María, quien tiene la esperanza de poder traspasar esa herencia a los interesados en adquirirla.
Es por ello que con el objetivo de que casos como éste no se sigan repitiendo, es que la fundación privada sin fines de lucro Por Ellos, enfocada en el desarrollo y crecimiento de esa localidad, realizó un catastro de 50 emprendedores, buscando desde el rescate de oficios típicos de la zona, hasta la innovación con la introducción de nuevas tecnologías, y se puso en contacto con asociaciones de emprendedores a nivel nacional, con una meta clara: convertir a esta comuna de 3.000 habitantes en un hub de emprendimiento.
De hecho, se espera que durante el primer semestre del próximo año comience la capacitación de vecinos de la zona, gracias a fondos aportados en conjunto con el Consejo para la Cultura, jornadas en las que también se enseñará esta técnica de tejido, además de la aplicación de tecnología para el cultivo de frutos típicos de zonas más cálidas, pero que gracias al microclima que cerca de la desembocadura del río Itata permite la producción de papayas y varios tipos de cítricos.
Según explica Marcelo Urrejola, director de la fundación, la idea es atraer iniciativas que den trabajo a los más jóvenes, para frenar la alta migración que existe hacia ciudades cercanas, como Concepción y Chillán, y con las cuales tengan una alternativa para aprender sobre adelantos que en un futuro les permitirá tener opciones de trabajo distintos al del sector forestal.
Extranjeros le cambiaron la cara al epicentro
El camino para llegar a Cobquecura no es fácil: después de salir de la Ruta 5 Sur -a la altura de Chillán-, lo que vienen son casi dos horas de un camino que se adentra por bosques de pino y quebradas, de curvas cerradas y donde los camiones forestales son la tónica.
Pero según los extranjeros que se han asentado en lo que será el único balneario de la futura región del Ñuble, vale la pena.
Atraídos ya sea por las playas ideales para practicar surf, o por las tradiciones típicas del campo chileno, alemanes y norteamericanos poco a poco han ido cambiando la rutina del lugar que fue el epicentro del terremoto de febrero de 2010, que alcanzó los 8,8 Richter y que hizo visible a Cobquecura en el mapa mundial.
Es el nuevo rostro y señal de la atracción de esta zona campesina que ya es un imán para el emprendimiento.