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La Fotografía a Boher Reifschneider, Hortifrut y su nueva pasión en los negocios: el vino

"Hay negocios que te dan de comer y que te obligan a estar ahí, pero que a la vez alimentan a otros, que son los que finalmente te dan placer".

Por: | Publicado: Viernes 4 de abril de 2008 a las 05:37 hrs.
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Está contento y se le nota. Hernán Boher,  junto a sus socios de Bodega Cruzat, acaba de estrenar su primera línea de vinos espumantes, proyecto en el que se involucró en 2004.

No lo duda y reconoce que este negocio,  más que ser una alternativa rentable, es algo que lo apasiona, pero que también le ha permitido "reinventarse". Y es que este empresario, lejos de haber tenido una mirada monotemática de cómo moverse en el mundo empresarial, ha sabido diversificar su portafolio, atento a poder evitar los vaivenes de la economía.

La mayor parte de su historia transcurre en Argentina, país donde vivió cerca de treinta años y que dejó en 2001 cuando la crisis política y económica que azotó a la nación trasandina hizo inevitable que su horizonte profesional apuntara al otro lado de la cordillera.

Tras vender su participación en Industrias de Maíz S.A (Imasa), volvió a Chile y comenzó a mirar varios proyectos. Hoy, a casi ocho años de ese regreso y exploraciones en varias áreas, está enfocado en dos negocios: Reifschneider y su sociedad con Hortifrut.

Sus iniciativas en el área agrícola las maneja con quienes describe como sus amigos: Víctor Moller y Juan Sutil. A éstos, se suma otro, Luis Ramírez, ex gerente general de Cerverías Chile.

“Me encanta la parte agrícola, el negocio que tenemos con Hortifrut es muy importante. Tenemos dos campos donde somos socios en 50%, principalmente de arándanos y moras... Ahí estamos junto a Victor Moller y también con un hijo mío, por lo tanto es un equipo de mucha confianza”, explica Boher.

Desde este sitial, el empresario observa sin mayores aprensiones que una eventual crisis en el sector agrícola, por la caída del tipo de cambio y el aumento de costos, pueda golpearlo. Esto, porque explica que confía absolutamente en la gestión de sus socios en Hortifrut y en que "Víctor Moller sabe muy bien lo que hace".

“Acá en Chile, al menos el sector agrícola de exportación sofisticado como en el que estamos nosotros, es muy bueno y tenemos la gran ventaja de tener una excelente relación con nuestros socios”, destaca.

Está consciente de que la rentabilidad que representa esta área es algo que debería ir en aumento, ya que por ahora produce sólo unas 60 toneladas de arándanos -su principal cultivo-, pero explica que el potencial de esas tierras es producir un millón de kilos en el mediano plazo.

Pero el área agrícola no es la única que concentra la atención de Boher. También es controlador de Reifschneider, firma en la que se involucró tras comprársela a su hermano cuando vendió Imasa. El desafío no era fácil, el negocio del revelado fotográfico decaía y el auge de la fotografía digital implicó que fuera difícil convertir a la firma en una empresa con números azules.

“Hemos salido de la parte fotografía y nos hemos reinventado muy bien, sobre todo en el norte, en Iquique, donde tenemos tiendas propias, ya que la mayoría del negocio está hoy franquiciado. Tenemos las licencias de marcas como Hewlett-Packard, y Philips y estamos vendiendo sólo en Iquique, US$ 3,5 millones por mes”, enfatiza.



Pasión vitivinícola

Su entusiasmo va acompañado de pragmatismo, el suficiente para admitir que los emprendimientos antes mencionados son los que producen los reales dividendos y que, en esa medida, le dan espacio para abordar una de sus pasiones: el área vitivinícola. "Hay negocios que te dan de comer y que te obligan a estar ahí, pero que a la vez alimentan a otros, que son los que finalmente te dan placer", grafica.

En este rubro tiene dos caminos de acción. El primero, la bodega Cruzat, sociedad donde comparte con el socio de viña Montes, Pedro Grand, el enólogo Pedro Rosell, el socio de Cruzat, Munita y Claro, Gastón Cruzat, y Fernando Riera.

En este negocio se involucró a través de la amistad que lo une a varios de los socios y también a que hace rato daba vuelta en su cabeza la idea de hacer algo en este rubro. " A Pedro Grand lo conozco de los 12 años, cuando esquíabamos en Farellones, a Gastón también del ski, y con Fernando navegábamos juntos, por lo que nos demoramos nada en armar el negocio".

La otra sociedad en la que participa es una viña junto a Fernando Riera, bautizada como "Boherier" y de la que no descarta tener sorpresas en el corto plazo. "Queremos, por qué no, hacer vinos propios, esa es la idea, pero recién estamos con nuestra primera cosecha de uva, pero de todos modos apuntamos a eso", explica.

Pero probablamente Boher no se detendrá aquí, puesto que -según dice- no se cansa de buscar nuevas áreas. De hecho, ya está involucrándose en un nuevo negocio. “Estamos mirando nuevas representaciones. Por ejemplo, estamos cerrando traer pinturas para el fondo de barcos que puede ser un negocio muy importante y con posibilidades en los tres países donde operamos, Chile, Argentina y Perú".

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