A los 91 años, diez de ellos preso, falleció este miércoles en Montevideo el ex teniente general Gregorio Álvarez, considerado el más poderoso y temido dictador uruguayo en las últimas décadas, quien presidió el país entre 1981 y 1985.
Recordado por su mano dura, lideró una oscura etapa de las dictadura civil-miliar que gobernó Uruguay entre 1973 y 1985, de la que dijo no arrepentirse de nada.
Encarcelado en Montevideo desde 2007, fue procesado y condenado en 2009 a 25 años de prisión por la muerte de 37 opositores en 1977 y 1978, por su rol en la Operación Cóndor.
Antes de su último ingreso en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas de Montevideo, donde falleció este miércoles (ya había estado internado en junio y octubre de 2015) se encontraba preso en la unidad carcelaria Domingo Arena de Montevideo, recinto penitenciario especial para alojar a los militares y policías represores.
Álvarez encabezó el Consejo Nacional de Seguridad, un organismo que funcionó como gobierno secundario de la presidencia de Juan María Bordaberry (1972-1973) mientras éste gestaba el silencioso y paulatino golpe de estado que desencadenó en la última dictadura uruguaya.
En 1978 fue comandante en jefe del Ejército Nacional, cargo que desempeñó durante un año y le bastó para generar apoyo y sembrar discordias.
Su mandato dictatorial comenzó en 1981 sin el apoyo unánime de sus pares militares. No obstante, muchos ilustran el poder que llegó a tener Álvarez en el hecho de que no pudo ser destituido por el presidente Bordaberry.
Bajo su mandato fueron detenidos los principales líderes políticos de Uruguay, como el derechista Jorge Batlle -presidente entre 2000 y 2005-; la principal figura de la izquierda, Líber Seregni; o el opositor nacionalista Wilson Ferreira Aldunate.
La "Ley de Caducidad" de 1989 eximió inicialmente a Álvarez y al resto de los jefes militares de las responsabilidades por los crímenes cometidos durante la dictadura. Pero en 2007 fue judicialmente acusado por primera vez de haber perpetrado delitos de lesa humanidad.
El militar dijo en 2010 al periódico local Últimas Noticias que no se arrepiente "de nada".
La periodista lo consultó sobre su negativa a dar la información que tiene sobre los desaparecidos a lo que Álvarez respondió: "¿Quién dice que hubo desaparecidos?".