El Amazonas enfrenta nueva amenaza de deforestación
Las noticias que se conocieron sobre el Amazonas brasileño en las últimas semanas fueron como un retroceso a los oscuros días del pasado de la región...
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Por Joe Leahy
Las noticias que se conocieron sobre el Amazonas brasileño en las últimas semanas fueron como un retroceso a los oscuros días del pasado de la región.
En marzo y abril, se desmotó un área del Amazonas casi seis veces superior a la superficie afectada en el mismo período del año pasado. Casi simultáneamente, se elevó la cantidad de informes de asesinatos de activistas ambientales y agricultores de la zona.
Esos acontecimientos se conocen en medio de lo que los ambientalistas denominan nuevas amenazas al futuro de la selva tropical más grande del mundo. Y esas amenazas provienen de Brasilia: un nuevo proyecto de ley forestal y los planes del gobierno para construir una represa de US$ 16.200 millones, Belo Monte, sobre un afluente del río Amazonas.
Los críticos aseguran que repentinamente corre peligro uno de los logros más importantes del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva: la fuerte desaceleración de la destrucción del Amazonas.
“Este es un tema mundial no sólo brasileño,” comentó Marina Silva, ex candidata a presidente del partido Verde y ministra de Medio Ambiente.
El Amazonas sigue siendo uno de los bastiones más importantes del mundo contra el calentamiento global, con una selva que aún le quedan cerca de 300 millones de hectáreas, o el 75% de su tamaño original. A través del seguimiento satelital y una mejor vigilancia, el gobierno de Lula logró reducir la tala ilegal en esta inmensa área sin afectar el crecimiento de Brasil como superpotencia agrícola.
Pero dejó algunos temas sin resolver para su sucesora, la presidenta Dilma Rousseff, incluyendo el polémico proyecto de ley forestal que el Congreso aprobó el mes pasado y ahora debe pasar por el Senado.
Los ambientalistas son los más preocupados porque el proyecto incluye una amnistía para la deforestación ilegal anterior a 2008. Según ellos, eso fomentará entre los agricultores el seguir talando árboles con la idea de que luego habrá otras amnistías. El proyecto también suaviza las restricciones al desmonte cerca de ríos o en laderas pronunciadas.
Los ambientalistas sostienen que hay 18 millones de hectáreas en riesgo de deforestación si ese proyecto de ley es promulgado.
“Es un momento muy peligroso”, comentó Philip Fearnside, ecologista del Instituto Nacional de Investigación en el Amazonas.
Otra importante amenaza para la Cuenca del Amazonas son las represas, empezando por el proyecto Belo Monte, aseguran los ecologistas.
Brasil tiene el mejor historial de cualquier economía grande en energía sustentable, dado que gran parte de su electricidad proviene de la energía hidroeléctrica.
Pero Fearnside asegura que las represas no son tan “amigas” del clima como parece. La vegetación submarina y la materia orgánica en los alrededores producen metano, que es un gas de efecto invernadero más potente que el dióxido de carbono.
Las turbinas de las represas también emiten el metano ya atrapado en el agua. Y tardan mucho tiempo en caer los niveles de metano en diques grandes. “Durante los primeros 41 años, será negativo como los combustibles fósiles”, agregó refiriéndose al efecto invernadero de Belo Monte.