La sentencia establece además el pago de UTM 140, cerca de $ 7 millones, además de costear la difusión de la condena en los medios donde profirió los insultos en contra del controlador de Quiñenco.
Además, se estableció que Rivas no podrá ejercer su cargo durante los seis meses que dure su condena.
A la salida del tribunal, Rivas sostuvo que analizará junto a sus abogados la pena, especialmente en lo referido a la suspensión del cargo.
"Hay que determinar a través del análisis en profundidad durante las próximas horas y en el día de mañana el fallo en cuestión, porque todavía no tenemos acceso al fallo, y además es un fallo bastante extenso", sostuvo.
Además, señaló que "mis abogados dicen algo distinto" y agregó que el magistrado planteó una "pena sustitutiva, la suspensión del cargo, que según mi defensa se produce cuando hay una condena efectiva, con cumplimiento efectivo, y eso es lo que tenemos que analizar".
En tanto, aunque declinó mostrar arrepentimiento por los insultos que profirió contra el vicepresidente de Banco de Chile, aseguró que su intención de someter al "escrutinio de la ciudadanía" a Andrónico Luksic "se cumplió con creces".
Agregó que "para efectos personales, no tengo ninguna intención de pasarme la vida en los tribunales, y yo creo que en lo personal le soy mucho más útil a Chile fuera de los tribunales que pasando en desfile dentro de los tribunales".
La defensa del vicepresidente del Banco de Chile, durante el juicio oral, pidió una condena de tres años de reclusión menor y una multa para el parlamentario independiente.
La disputa se remonta a abril de este año cuando el parlamentario, a raíz de las inundaciones en Santiago, las emprendió contra Luksic por la responsabilidad que a su juicio tuvo la empresa Alto Maipo en esos desastres.
"El señor Andrónico Luksic, tan poderoso, tan rico y con tantas influencias que se da el lujo de inundar Santiago. Lo dije en las redes sociales, espero también ver preso a ese tipo porque es un delincuente. Lo dije en las redes sociales, lo digo aquí y que se querelle cuando quiera: ¡Es un hijo de puta!", dijo por ese entonces un indignado Rivas.