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Auditoras y clasificadoras: mayor control del regulador y refuerzo de procesos internos
Ambas industrias reconocen que hoy trabajan en un clima de desconfianza, por lo que han fortalecido su celo hacia clientes.
Por: Equipo DF
Publicado: Miércoles 13 de junio de 2012 a las 05:00 hrs.
El negocio de las auditoras y clasificadoras de riesgo sintió con fuerza los efectos del escándalo de La Polar. Más allá de las responsabilidades individuales de unas u otras, ambos mercados han debido saber adaptarse a un escenario de mayor desconfianza tanto del regulador como de los propios directores de las empresas.
Fuentes de la industria detallan que los controles sobre ellos han aumentado de manera importante, casi exagerada para algunos, con una “avalancha” de oficios de distinta índole que llegan día tras día a las dependencias de las auditoras. Esto, explican, los obligó a incrementar la sofisticación de sus propios procesos internos, de tal forma de tener una mayor certeza de la calidad del trabajo realizado.
Desde el punto de vista del negocio, claramente hubo ganadores y perdedores tras este proceso. En un mercado donde cuatro auditoras concentran parte importante del mismo, los resultados parecen ser más favorables para Deloitte y KPMG, no así para PwC que auditaba al retail cuando estalló el escándalo.
Antes del caso La Polar, cuenta otra fuente, existía un ambiente de mayor confianza entre las distintas auditoras. Hoy, si bien la situación no es de enemistad absoluta, reconocen que la relación no es la misma que antes.
Las auditoras también han debido lidiar con un rol más activo de los directorios. “Después de La Polar los directores tomaron mayor conciencia de sus responsabilidades”, señala una fuente. Por ello, ahora la mesa se toma mucho más tiempo para escuchar sus presentaciones y están más activos a la hora de preguntar, agregan. De hecho, fuentes señalan que hubo muchos casos en que los llamaban para pedirles que revisaran si había algún problema en la firma donde se desempeñan como directores.
Otro de los cambios que se han observado en el negocio de las auditoras es la forma en que definen quedarse o firmar un contrato con un nuevo cliente. Aunque en algunas ya venían con una práctica que dejaba fuera a las empresas que podrían ser “riesgosas”, varias sostienen que tras el caso están aún más pendientes.
Presencia del regulador
Desde las clasificadoras explican que también hubo un cambio en la forma en que ellos se relacionan con las empresas y en la documentación que piden. “Ahora exigimos que nos entreguen toda la información”, cuenta un ejecutivo de esta industria.
Pero se apura en aclarar que “uno puede pedir mucha información, pero si no la enfocas bien, no pasa nada”. “Es como lo que hace la SVS, cree que porque pide mucha información logra controlar todo”, agrega. Finalmente, reconocen que para cubrirse las espaldas algunas clasificadoras actúan de inmediato ante cualquier indicio y bajan su clasificación a una compañía determinada.