Lecciones de los suicidios en Zurich Insurance
Es natural creer que tu vida es afortunada y trastabillar cuando te das cuenta de que eres falible.
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Cada suicidio es intensamente triste; un desesperanzado acto de autolesión que deja un legado de culpa y tristeza en la familia, en los amigos y en los colegas de la víctima. El de Martin Senn, el director ejecutivo de Zurich Insurance hasta diciembre pasado, es doblemente resonante porque le sigue al suicidio de Pierre Wauthier, el director financiero de Zurich, hace tres años.
Se rumora que Senn, quien se suicidó en su casa de vacaciones en Klosters el viernes pasado, había tenido problemas adaptándose, al ya no ser el jefe de una multinacional suiza. Aceptó renunciar después de que Zurich fracasara en adquirir la aseguradora británica RSA el año pasado, y de que enfrentara problemas en EEUU y China. La compañía está actualmente llevando a cabo una reestructuración y reduciendo costos.
Es tentador considerar los suicidios de Zurich Insurance como una tragedia única y extraña. Pero incluso las estimaciones oficiales indican que es probable que en cada directorio haya al menos una persona que haya experimentado depresión. En 2014, 7% de los adultos estadounidenses reportó haber sufrido un episodio importante durante el año anterior; en 16% se diagnostica depresión al menos una vez en el transcurso de su vida.
Alcanzar el pináculo de una carrera, al igual que Senn y Wauthier, puede significar que se es más vulnerable. La depresión no es un trastorno de las élites; es generalizado, y numerosos aspectos de las vidas de los menos privilegiados puede precipitar la enfermedad mental. Pero los logros excepcionales conllevan sus propios riesgos.
La adicción al trabajo es uno de ellos. La viuda de Wauthier recordaba que, "Por lo general, dormía siete horas y el resto del tiempo lo pasaba con el BlackBerry en una mano y una computadora portátil en la otra", y que también experimentaba un enorme grado de presión. Eso no es inusual en un trabajo como el suyo, o en empresas de servicios profesionales que cobran tanto que están a la completa disposición de sus clientes.
Un estudio reciente de empleados noruegos descubrió que los 'trabajólicos' en la muestra tenían niveles de ansiedad y de depresión más elevados. Un 34% de ellos cumplía con los criterios médicos requeridos para un diagnóstico de ansiedad, en comparación con 12% en el caso de aquellos que no trabajaban en exceso.
La relación de causa y efecto no está clara. ¿Se experimenta ansiedad por trabajar en exceso, o es que las personas ansiosas trabajan demasiado? La ansiedad puede ser adaptativa. Ayuda a las personas a lograr el éxito profesional, pero también las vuelve susceptibles a los peligros.
Quienes han estudiado en exclusivas universidades y han tenido éxito en sus profesiones, sufren un terrible choque cuando finalmente se topan con un fracaso y descubren que son tan falibles como todos los demás. El político británico Enoch Powell observó que todas las carreras políticas terminan en fracaso. Lo mismo cabe decir de las vidas empresariales: la mayoría de aquellos que llegan a la cúspide de la pirámide profesional no permanecen allí durante mucho tiempo.
Algunos aceptan esto, pero en otros provoca una reacción biológica que causa la depresión. Sin embargo, la angustia es a menudo temporal.
Es por eso que los suicidios de Zurich Insurance son tan tristes. Lo que se siente como una situación desesperada en un momento, posteriormente se desvanece a lo largo del camino. La plenitud y la alegría de vivir pueden recuperarse, pero sólo si se continúa viviendo.
Actualmente existen más compañías que reconocen estas verdades y que se encuentran mejor preparadas para apoyar a los empleados que están en dificultades. El estigma ha disminuido, aunque la cantidad de personas que optan por no divulgar su padecimiento demuestra que perdura.