Después de décadas en que la crisis del agua en China se ha ido profundizado, el gobierno central finalmente está tomando cartas en el asunto. La semana pasada, el presidente Hu Jintao asistió a una conferencia, junto a los líderes más poderosos del Partido Comunista, donde detalló planes para asegurar el suministro de agua hacia 2020. Hu habló del desafío de salvaguardar los cultivos y luchar contra las sequías y las inundaciones que anualmente causan estragos en la nación. Hizo un llamado por un esfuerzo conjunto para incrementar la construcción de sistemas de regadío y proyectos de conservación y habló de la necesidad de un manejo eficiente y sustentable.
Más de la mitad del agua de la nación está contaminada y un cuarto de la población, 300 millones de personas, utiliza recursos demasiado contaminados para beber. La calidad de un tercio de las vías fluviales está por debajo de los estándares gubernamentales que ya son bastante modestos y un estudio de la Agencia de Protección Ambiental mostró que los niveles de polución eran el doble de los calculados por las autoridades.
En medio de las sequías en las provincias del norte y el centro en enero, el gobierno se comprometió a adoptar un estricto sistema de administración para mejorar y proteger el acceso al agua durante la próxima década. Entre las medidas propuestas está una irrigación más eficiente, el control del consumo y fondos garantizados para los programas de conservación. Los planes gubernamentales consideran una inversión de 4 billones (millones de millones de yuanes (US$ 619.000 millones), que representan un gran comienzo para solucionar el problema.