Las empresas enfrentan una tensión entre lograr resultados financieros inmediatos y su proyección en el tiempo. Resolver esta tensión requiere distinguir entre las tendencias de corto plazo y las transformaciones necesarias para asegurar la competitividad. Esa es la premisa sobre la cual la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, en conjunto con la Asociación de Cámaras de Comercio Americanas en América Latina y el Caribe, realizó el estudio Estrategias integradas de sostenibilidad en Latinoamérica.
Las cámaras de comercio de Estados Unidos representan a más de 20 mil empresas y más del 80% de la inversión estadounidense en la región. En este estudio participaron 355 empresas, abiertas y cerradas, multinacionales y locales, de 11 países.
Las compañías de Amcham Chile que participaron “destacan por estar en un nivel alto de integración de la sostenibilidad, con buen nivel de institucionalización reflejado en alto nivel involucramiento del directorio”.
Los autores Magdalena Aninat, Esteban Koberg y Ana María Abarca definen la sostenibilidad empresarial como la proyección de su capacidad competitiva en el tiempo, lo que requiere integrar aspectos ambientales y sociales de la empresa y su entorno en forma proactiva en la estrategia de negocios con visión de largo plazo.
El estudio se enfoca en entender si las compañías de América Latina cuentan con estrategias integradas de sostenibilidad, lo que implica analizar dos pilares: el primero es si la sostenibilidad está institucionalizada para permear continuamente la estrategia y el modelo de operación de la compañía; el segundo es si cuentan con procesos de apertura al entorno, a nivel de relación con stakeholders y reportabilidad a los agentes claves del mercado.

Magdalena Aninat, directora Centro Futuros Empresariales, Escuela de Negocios UAI
La institucionalización de la sostenibilidad implica que las organizaciones alineen sus decisiones presentes con objetivos futuros, integrando las dimensiones socioambientales de manera transversal en la estrategia de negocio, con el compromiso activo de la alta dirección y los sistemas de gobernanza.
La apertura al entorno implica desarrollar relaciones de confianza y colaboración con los principales públicos de interés, a través de una mayor transparencia sobre el desempeño socioambiental al mercado en que se desarrolla.
“Estas dos dimensiones constituyen pilares esenciales para construir organizaciones más resilientes, competitivas en el largo plazo. Constituyen por ello los pilares del modelo de integración de la sostenibilidad corporativa en la estrategia de negocios”, explicó la directora del Centro Futuros Empresariales de la Escuela de Negocios UAI, Magdalena Aninat.
Rol de directorios
En un contexto de cuestionamiento y presión sobre el compromiso con temas ambientales y sociales, “el primer hallazgo relevante es que la sostenibilidad sigue muy presente en la agenda de empresas de la región, impulsada principalmente por las juntas directivas (91% de los casos) seguido por clientes, inversionistas y reguladores”, dijo la coautora.
En este sentido, se ve un alto nivel de involucramiento de la alta dirección en la revisión de objetivos estratégicos (77%), pero bajo nivel de seguimiento continuo (44%) de la estrategia de las dimensiones sociales y ambientales.
“Existe una fuerte tendencia a contar con políticas de sostenibilidad, pero aún hay desafíos en alinear los incentivos de la alta dirección hacia la integración de dimensiones socioambientales. De hecho, la mitad de las compañías (52%) no incluye este tipo de dimensiones en los incentivos variables y aquellas empresas que sí tienen, en su mayoría pesa menos del 20% en la compensación variable”, expuso Aninat.
Según la experta, otro ámbito que se debe fortalecer es la apertura en la vinculación con stakeholders, porque aún predominan lógicas transaccionales y los proveedores aparecen con menor relevancia en la cadena de valor.
El estudio muestra además los distintos enfoques de las compañías de la región. “Las empresas que adoptan un enfoque normativo (cumpliendo el mínimo de las normas, el 44% de la muestra) obtienen menores desempeños tanto en variables socioambientales y económicas, en comparación con las compañías que adoptan un enfoque estratégico (el 31% de la muestra) que logran una diferencia estadísticamente significativa y consistente en dimensiones económicas y socioambientales”, afirmó Aninat.
Situación en Chile
Respecto de la situación comparativa de nuestro país, la coautora comentó que las compañías de Amcham Chile que participaron en el estudio “destacan por estar en un nivel alto de integración de la sostenibilidad, con buen nivel de institucionalización reflejado en alto nivel involucramiento del directorio y políticas formales que guían esta integración, así como también con mejores indicadores respecto de su apertura al entorno, por sobre lo que muestran otros países de Suramérica”.
Además del análisis a las organizaciones, el informe concluyó con recomendaciones de política pública. Estas son: fomentar incentivos para la sostenibilidad empresarial en empresas no reguladas, fortalecer marcos regulatorios de reporte y divulgación para atraer capital y avanzar en taxonomías y estándares que evitan greenwashing y freeriders.