Se veía venir. Mariana Aylwin, la hija del fallecido presidente de la República, exministra y panelista de televisión se había convertido en una figura incómoda para la Democracia Cristiana.
Sus declaraciones nunca dejaron indiferente a nadie, pero cuando afirmó que se sentía más cercana a Sebastián Piñera que a la Nueva Mayoría, a días del triunfo del líder de la derecha, provocó la ira en buena parte del partido.
Varios militantes pidieron su expulsión.
Y tras una agitada semana, con guerra de declaraciones, Aylwin finalmente presentó su renuncia a la colectividad en la que había militado desde siempre.
Y no se va sola porque con ella abandonan la falange otros 30 militantes que formaban parte de la facción "progresistas con progreso" de la DC. Entre ellos figura Hugo Lavados, Alvaro Clarke, Clemente Pérez, Ernesto Tironi, Delia del Gato, Guillermo Le Fort, Julio Bustamante y Manuel Inostroza, entre otros.
El anuncio provocó la citación de la mesa directiva a una reunión a las 17.30 horas.
"No queremos irnos expulsados ni sancionados"
Admitiendo de entrada el "pesar" por la renuncia, en la misiva enviada por el grupo al secretario general de la DC, Gonzalo Duarte, explicaron que el partido ha tomado un rumbo que su juicio se aleja de una visión propia de la sociedad, desdibujando su identidad. "La Nueva Mayoría dejó de ser una alianza de centro izquierda, al estar bajo una clara hegemonía de una izquierda refundacional, renegando del patrimonio de la transición y los gobiernos de la Concertación y abandonando a un vasto sector de la sociedad que no se sintió interpretado por el espíritu rupturista y de confrontación que la caracterizó".
El resultado, argumentaron, "no fue una refundación, sino que una derrota electoral frente a una derecha que logró interpretar el centro político, junto a un estancamiento del avance que el país había logrado en distintos ámbitos durante las décadas anteriores, añadido a una creciente polarización política y desprestigio de las instituciones democráticas".
Los renunciados destacaron su apoyo sin reservas a la decisión de llevar candidatura presidencial y lista parlamentaria propia, pero -cuestionaron- "la falta de apoyo y las diferencias internas respecto de nuestra misión, hicieron que este esfuerzo se frustrara y sobreviniera una actitud revanchista de quienes –minoritariamente- rechazaron esa decisión. Más aún, después de una manifestación de independencia en la primera vuelta, se insistió en más de lo mismo, apoyando nuevamente y sin condiciones, la candidatura continuista de la NM".
Tajantes, plantearon: "La DC ha perdido tanto su influencia política como su perfil moderado y cuidadoso de la calidad técnica de sus propuestas".
Ya hacia el final de la misiva, los ahora exmilitantes advirtieron: "No queremos irnos expulsados, ni sancionados. Queremos irnos con la frente en alto y pensando que, desde fuera, tal vez podamos aportar con mayor libertad a renovar los planteamientos de políticas basadas en el pensamiento del humanismo cristiano, a entender la complejidad de la sociedad actual, a reivindicar una historia que nos enorgullece y plantear ideas para un camino político que, adecuado a los nuevos tiempos, retome un equilibrio entre el crecimiento económico y la inclusión social, fortaleciendo nuestra democracia y revalorizando nuestra institucionalidad".