América Latina es una de las regiones con mayor número de organismos subregionales que, por años, se han convertido en la ventana de ideologías y presidentes de turno, y que según analistas, aún no han logrado unificar las sinergias entre los países miembros.
La difícil integración ha vuelto a quedar al descubierto en los convulsionados episodios vividos en Nicaragua, pero también en las crisis de Venezuela y de Brasil, y en el conflicto interno en la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) que llevó a que la semana pasada al menos seis países, entre ellos Chile, decidieran suspender su participación en el bloque.
“Creo que la región no ha podido dar fuerza alguna a sus instituciones multilaterales”, aseguró Monica de Bolle, miembro senior del Peterson Institute for International Economics, a DF. “Las grandes economías se han vuelto más débiles y tienen que enfocarse más en sus problemas internos que en los temas de política exterior”, dijo.
Con ella coincide Michel Camilleri, director del Peter D. Bell Rule of Law Program de Inter-American Dialogue, quien explicó que “desde hace tiempo hay un deseo por encontrar formas de acción multilateral más ágiles y útiles”.
A su juicio, la integración regional ha estado condicionada a los alineamientos políticos y “cuando estos desaparecen, también desaparece la razón de ser y el fundamento de la integración”. De ahí la razón de fondo para el quiebre en Unasur, un bloque que se creó en 2008 bajo el liderazgo del entonces presidente venezolano Hugo Chávez, y que según los países que toman distancia, ha quedado a la deriva bajo la presidencia de Bolivia.
OEA menos influyente
En los últimos episodios, sobre todo respecto de la crisis venezolana, la Organización de Estados Americanos (OEA) asumió un rol activo para denunciar al gobierno de Nicolás Maduro y para adelantar la aplicación de la Carta Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, los esfuerzos del secretario general del organismo, Luis Almagro, han quedado en sólo eso: esfuerzos.
La alianza lograda por el entonces presidente Chávez con otras naciones de la región ideológicamente cercanas, y el envío de ayuda económica y de acuerdos petroleros, han dificultado que se logre una respuesta contundente del bloque hemisférico. “Las relaciones de Venezuela a través de Petrocaribe, ha sido un factor importante para obstaculizar las mayorías necesarias para activar la Carta Democrática”, explicó Camilleri.
Por otra parte, frente a lo ocurrido la semana pasada en Nicaragua, donde al menos 30 personas perdieron la vida en manifestaciones en contra del Ejecutivo liderado por Daniel Ortega, la OEA también se pronunció. Pero, en paralelo, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay y Perú emitieron un comunicado conjunto para repudiar la represión.
Son esas mismas naciones las que conformaron el llamado Grupo de Lima, que se creó a partir de la Asamblea General de la OEA de 2016, con el fin de hacer frente a la crisis venezolana. Camilleri explicó que, aunque pareciera que se están distanciando de los bloques tradicionales, se trata más bien de una nueva forma de respuesta de los gobiernos a través de una alianza de carácter político.
Ausencia de EEUU
Otra de las razones que podría estar afectando la integración regional es el cambio de política desde Washington hacia América Latina, y en particular a Centroamérica.
El distanciamiento de la Casa Blanca ha llevado a que el rol de EEUU desaparezca en la resolución de los conflictos y, con ello, a que los organismos tradicionales pierdan fuerza en el continente. “No es algo nuevo. Fue un hecho de la administración de Barack Obama y que ha empeorado bajo el gobierno de Donald Trump”, dijo De Bolle.
Para Camilleri, “una diplomacia más efectiva de EEUU y un gobierno más incluyente en la región” podría haber ayudado a superar los obstáculos que se han presentado con las crisis más recientes.
Integración económica
La región ha quedado sumida en la sombra de una integración que no ha dado frutos, al menos en lo político. Pero, en lo económico, aún hay esperanzas. Camilleri aseguró que en este ámbito “hay más oportunidades y posibilidades de acuerdo”. “Alianzas entre Mercosur y la Unión Europea, la posibilidad de revivir el TPP sin EEUU, o de que Mercosur logre acuerdo con la Alianza del Pacífico, son una señal de esto”, apuntó.