No se advierte un cambio significativo en el escenario que plantea el Banco Central en su último IPoM respecto de lo previsto hace un trimestre atrás. Aún así, se recoge un ligero ajuste a la baja en el crecimiento, debido a una fuerte contracción en la inversión, algo más allá de 2%. Frente a este escenario, el Banco Central señala que los aumentos de su tasa de política serían más pausados de lo contemplado hace unos meses, pero en línea con lo que el mercado tiene incorporado. Esto es, un incremento de 25 puntos base (pb) hacia fin de año. Este hecho estaría, además, recogiendo que la tasa de interés neutral se ha ido revisando para llevarla actualmente a 4,25%, en torno a 100 pb por debajo de lo previsto hace un par de años atrás. De acuerdo a ello, entonces, la tasa de política sería hoy menos expansiva de lo que podría haberse estimado.
Una vez más, el Banco Central destaca que a pesar de que la inflación se ha mantenido sobre el techo de su rango de tolerancia por ya casi dos años y medio, las expectativas inflacionarias a dos años plazo se han sostenido ancladas en 3%. Esto habla de un Banco Central con alta credibilidad, principal activo de una institución monetaria, reflejo además de los buenos fundamentos macro que aún nos distinguen.
Se advierte en el IPoM una especial atención por la evolución que ha mostrado el mercado laboral. Como bien sabemos, la tasa de desempleo que mide el INE se ha mantenido acotada, desalineada con el ciclo de actividad débil. A través de un estudio de empleo por sectores, el Banco Central nos hace ver que la rotación laboral es alta en Chile. Esto es, los trabajadores se mueven con cierta facilidad desde una empresa a otra. También es elevada, en términos comparados con otros países, la probabilidad de transición desde una condición activa a inactiva de un trabajador. Sin lugar a dudas estos elementos son importantes para el análisis del empleo en Chile, pero no dan cuenta, como a lo mejor pudiera leerse, de una manifiesta flexibilidad en el mercado del trabajo en Chile. Si así fuera, la tasa natural de desempleo, hoy día más bien cercana a 6,5%, se encontraría en niveles ostensiblemente más bajos. Sí da cuenta de que la economía ha logrado hasta ahora enfrentar de forma relativamente exitosa el ciclo de baja actividad. En la medida que este escenario se prolongue, tal como se espera, esta condición comenzará a debilitarse. Acorde con ello, la tasa de desempleo comenzará a elevarse con cierta rapidez, para situarse en cifras en torno a 8% en los próximos meses. Por consiguiente, veremos un menor impulso por el lado del consumo.
En materia de riesgos del lado externo, el Banco Central continúa viendo que el ritmo de normalización monetaria de la Reserva Federal, la evolución de la economía China y la situación de Brasil, son factores clave para determinar el desempeño de la economía chilena. Ve también posibilidades de mayor volatilidad en los mercados, especialmente, por políticas más proteccionistas que podrían venir desde Europa.
Por el lado doméstico, aún duele la baja confianza y advierte la posibilidad de que el mercado laboral se resienta con mayor rapidez de lo contemplado. Tenemos entonces que como país aún no hemos asumido en propiedad los desafíos que nos plantea el actual escenario económico, caracterizado por una actividad que no repunta y riesgos elevados. Frente a ello, la política monetaria no da cuenta de espacios para la acción.