Proyecto global de información sobre alimentos enfrenta lucha cuesta arriba
Mientras EEUU entrega informes periódicos, países como China tratan sus inventarios de alimentos como un secreto de Estado...
- T+
- T-
Desde hace años, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos publica informes sobre agricultura preparados por miles de expertos en estadísticas, que tienen por objetivo brindar datos confiables sobre la producción agraria. Pero fuera de EEUU, el mundo sabe poco sobre el nivel real de la oferta, la demanda y los inventarios de commodities como el maíz, el trigo, el arroz y la soya.
El grupo G20 de las principales economías espera resolver el problema con el sistema de información del mercado agrícola (AMIS, por la sigla en inglés), que debería recoger mensualmente datos sobre el trigo, el maíz, el arroz y la soya.
“Necesitamos información confiable. Los mercados no pueden operar a ciegas”, dijo Bruno Le Maire, ministro de Agricultura de Francia, que es quien lidera la iniciativa.
A diferencia de EEUU, que ofrece datos detallados, la Unión Europa y naciones en desarrollo como India, Brasil, Argentina y Rusia, están retrasados. Y China, que es el segundo productor agrícola del mundo detrás de EEUU, considera secreto de Estado el tema del tamaño de sus stocks.
En este momento en que los precios de los alimentos están cerca de sus máximos récord, los funcionarios temen que la brecha de información contribuya a crear volatilidad en los mercados de commodities. Por ejemplo, la falta de datos ayudó a desencadenar una escalada en los precios en el período 2007/08, porque el miedo a la escasez llevó a los exportadores a prohibir las ventas al exterior y a los importadores a acumular existencias. Pero, cuando se difundieron datos más exactos sobre producción y stocks, resultó que los temores a la escasez eran exagerados.
Sin embargo, el proyecto AMIS, que es parte central de la primera reunión de ministros de Agricultura del G-20 realizada entre ayer y hoy, enfrenta una batalla cuesta arriba, según algunos funcionarios.
El plan se basa en un antiguo proyecto del Grupo de los ocho países industrializados (G8) para los mercados del petróleo denominado la Iniciativa Conjunta para Datos de Petróleo o JODI, por la sigla en inglés, que todavía está tratando de lograr relevancia casi 10 años después de su lanzamiento, en 2002. El primer problema que enfrenta AMIS es de dinero. El borrador del comunicado del G20 declara que la iniciativa estaría “basada en las estructuras y recursos existentes para evitar incrementar costos y duplicar esfuerzos”. El proyecto tendrá su sede en las oficinas centrales de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Roma, que tiene sus propias dificultades económicas.
El segundo problema es político. China, Rusia, India y otros países prefieren no compartir información, particularmente en cuanto a los inventarios, porque temen perder control sobre los precios. “En muchos países, las estadísticas sobre alimentos son un tema con gran carga política”, comentó Gerald Bange, presidente de la Junta del Panorama Mundial de Agricultura de EEUU. Aunque el borrador del comunicado dice que los países del G20 se comprometen a compartir datos, los funcionarios han comentado que no está claro que Beijing vaya a compartirlos.
La tercera dificultad es ponerlo en práctica. Reunir información sobre agricultura es una tarea estadística ardua y pocos países la han dominado. EEUU, Canadá, Australia y la mayoría de los países europeos poseen la capacidad técnica, pero otros, como China, no la tienen.
Por ejemplo, en EEUU el USDA entrevistó a casi 75.000 agricultores, algunos personalmente, otros por teléfono e incluso por correo, y visitó unas 11.000 propiedades para su informe anual de intenciones de siembra, que publicará la próxima semana.